Nayib Bukele, presidente de El Salvador. Foto: Gobierno de El Salvador
El presidente salvadoreño, Nayib Bukele, prometió este domingo dialogar con la sociedad civil pero minimizó las posibilidades de hacerlo con la oposición política, un lujo que se puede dar ya que su fuerza política se hizo con la mayoría del Parlamento y en varios municipios.
«Tras una victoria como la del 28 de febrero, lo lógico es llamar a un diálogo con las fuerzas vivas de nuestro país, incluso con las que se opusieron a nosotros en esta última elección, y eso haremos», anunció Bukele en cadena nacional.
Se comprometió a dialogar con organizaciones sociales, analistas, académicos, empresarios, sindicatos, gremiales y el pueblo, pero rechazó hacerlo con los partidos Arena y FMLN, que conforman una minoría parlamentaria. Bukele y su partido Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA) ahora ostentan 61 de los 84 escaños.
Con este poder cuasi ilimitado, el mandatario podrá elegir a su antojo magistrados de la Corte Suprema de Justicia y de la Corte de Cuentas, así como al fiscal general y al procurador de Derechos Humanos. También podría promover y ratificar a la Constitución y aprobar la adquisición de deuda externa.
‘Esperamos una nueva Asamblea que trabaje incansablemente por El Salvador, sin egoísmo, sin corrupción. Una nueva Asamblea que legisle para todos, sin distinciones’, agregó el mandatario en su mensaje a la nación.
El presidente ultraderechista ha sido acusado por supuestas ínfulas totalitarias, especialmente por aseveraciones como las de este domingo en las que rechaza la posibilidad de gobernar en diálogo con la oposición.
Sobre estos señalamientos, manifestó: «El Salvador no será una dictadura, como quieren hacer creer a la gente algunos activistas, analistas, algunos periodistas y políticos que no fueron electos».
Y agregó: «la prueba más clara fueron estas elecciones, donde ganamos democráticamente por segunda vez».
«Ganamos la gran mayoría de la Asamblea (Legislativa), pero en las urnas, no a la fuerza o impidiendo la participación de la oposición, como pasa en las verdaderas dictaduras, como pasa en nuestro país hermano, en Honduras», continuó.
Agregó que, a su juicio, «nadie discute que el presidente (Juan Orlando Hernández) ganó la primera vez democráticamente, pero luego usó su poder para cambiar el resultado de una elección, donde iba perdiendo, hubo un apagón y milagrosamente terminó ganando».
