Bellos pueblos, largas playas, calas escondidas, cuevas, cascadas y un largo etcétera. Alicante lo tiene todo. Tiene, claro, toda una costa, la Costa Blanca, pero también un interior lleno de sorpresas, urbanas y naturales.
Estamos en Alicante capital. Si tenemos poco tiempo, es imprescindible llegarse al Paseo marítimo, conocido como la Explanada de España. Es una de las zonas más populares de la ciudad, por lo que siempre tiene mucho ambiente. Y al Castillo de Santa Bárbara, ubicado sobre el Monte Benacantil. Tiene unas vistas espectaculares de la bahía de la ciudad.
Pero si queremos conocer la provincia, estos son diez lugares para visitar a menos de una hora de Alicante.
Aquí brilla el agua. Hay fuentes por todas partes. Chorrea el agua entre las piedras, empapa las raíces y asalta los caminos. Típico pueblo de montaña, la Sierra de Mariola está a dos pasos. En las faldas de es sierra se ubicaba el Castillo, hoy derruido, y el Convento Franciscano. Pueblo escarpado con casco antiguo bien conservado, se dedica básicamente a la agricultura.
Denia tiene puerto comercial y náutico. Posee 20 kilómetros de costa, de arena fina al norte, y rocosa y escarpada al sur. El castillo musulmán conserva muestras de sus orígenes romanos en el Museo Arqueológico. Como monumentos destacan la Iglesia de la Asunción, del siglo XVIII, y el Ayuntamiento, que conserva en su fachada dos lápidas procedentes del antiguo templo romano de Diana. La avenida del Marqués de Campo se complementa con el barrio de los pescadores, escenario más popular y extrovertido. Desde la carretera que va hasta Jávea se puede acceder al Parque Natural del Montgó.
Como dijo The Guardian en 2019: “Fuera del resplandor de los resorts de las playas de la Costa Blanca, lo suficientemente tierra adentro como para preservar su modestia. Y eso es lo mejor para ella (la ciudad)”. De Elche destacan las 200.000 palmeras de su Palmeral (en la imagen), sitio patrimonio mundial. Pero también el Castillo de Altamira y la basílica de Santa María, hogar del Misteri de Elche, patrimonio oral e intangible por la Unesco.
Saliendo desde Alicante hacia el norte llegamos a estas termas naturales. Son una zona húmeda protegida y se encuentran cerca de Callosa d’En Sarrià y a unos 15 kilómetros de Benidorm. Para llegar hasta este lugar hay que realizar una ruta de 1,5 kilómetros a lo largo del cauce del río Algar.
Uno de los pueblos más bonitos de España, su principal atractivo es su castillo-fortaleza del siglo XI. El casco antiguo está en lo alto de una peña sólo accesible a través de una oquedad abierta en la montaña. De esa situación nace una de las imágenes emblemáticas de toda la Costa Blanca: el conjunto que forman el campanario exento y el túnel de acceso al casco antiguo. El pueblo da nombre al embalse (en la imagen).
Aunque solo sea por sus playas, pese a que el tiempo ya no acompaña. Como Cala Granadella (en la foto), una de las mejores playas de aguas transparentes, ideal para practicar submarinismo. O Cala Blanca, también conocida como La Caleta, que está formada por dos pequeñas calas de 80 y 40 metros que se comunican por un litoral de piedra. O Cala del Portixol, llamada también La Barraca, donde la vegetación natural irrumpe hasta la orilla del mar.
La Serra Gelada está formada por un relieve que se alza abruptamente sobre las planas de Benidorm, l’Alfàs del Pi y Altea, y da lugar, en su frente litoral, a acantilados de más de 300 metros. El parque protege la totalidad de la sierra y tres emblemáticos islotes: el Illot de la Mitjana, el Illot de Benidorm y los Illots de l’Olla y la Galera. Su nombre viene dado por su orientación, que crea un microclima más frío, y también por el efecto óptico que produce la piedra caliza al reflejarse la luz en ella en las noches de luna. Alberga reductos de vegetación de un valor excepcional.
Declarado Parque Natural, es un monolito de piedra caliza de más de 300 metros de altura unida a la costa. Un lugar espectacular para hacer senderismo o escalada.
A poco más de 4 kilómetros del puerto de Santa Pola, se trata de una pequeña isla de unos 0,3 kilómetros cuadrados declarada Bien de Interés Cultural. Es un lugar perfecto para pasear, desconectar y disfrutar de los encantos del Mediterráneo en la que fue la primera reserva marina declarada en España.
Su economía dependía de la pesca. El comercio marítimo con ultramar tuvo como fruto el desarrollo de su otra industria típica: la fabricación de chocolate. La Vila Joiosa, en valenciano, guarda muchos encantos. Desde las subastas de pescado que se hacen por la tarde a sus fachadas de intenso colorido. Villajoyosa tiene 3´5 kilómetros de playas. Destacan la del Centro, donde se celebra el famoso desembarco moro, o la de El Paradís. En Racó Conill se practica el submarinismo.
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