En una nueva edición del Air and Space Forces Journal, dos profesores asociados de la academia de entrenamiento de pilotos de Rusia explicaron cómo cualquier invasión lanzada contra el país por los aliados de la OTAN dependería de un bombardeo aéreo masivo con aviones de combate y misiles. Vladilen Stuchinsky y Mikhail Korolkov dicen, sin embargo, que el enfoque no es infalible.
Para interrumpir el bombardeo y frustrar las operaciones terrestres, dicen los analistas, Rusia debería lanzar un colosal contraataque o un ataque preventivo para acabar con el hardware enemigo. Esto podría lograrse, argumentan, con el uso combinado de drones, misiles, guerra cibernética y nuevas armas, destruyendo el equipo occidental antes de que pueda incluso volar.
El análisis cita temores sobre un posible bombardeo de objetivos militares rusos clave después de que Estados Unidos se retirara unilateralmente del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) de la era de la Guerra Fría en 2019.Había prohibido tanto a Washington como a Moscú estacionar distancias de corto e intermedio alcance, misiles terrestres en Europa.
Los funcionarios del ex presidente Donald Trump afirmaron que Rusia había desplegado «múltiples batallones» de misiles de crucero en todo el país en violación del pacto, «con la capacidad de atacar objetivos europeos críticos». Moscú niega la acusación, diciendo que el alcance de sus misiles los pone fuera del alcance del tratado y que Estados Unidos simplemente quiere fortalecer sus propias capacidades en la región.
Sin embargo, se cree que la perspectiva de una guerra nuclear ha disminuido después de que se implementó un acuerdo de última hora para salvar el nuevo pacto nuclear START. El nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, anunciaron la semana pasada que el acuerdo, que limita los arsenales de armas atómicas, se extenderá por otros cinco años. La Casa Blanca de Trump se había alejado previamente de la perspectiva de renovar el trato.