Conviviendo con lobos, con animales que devoran su ganado. Así se sienten los ganaderos, incluso más: no es convivir, es cuestión de supervivencia, poner por encima al lobo y olvidarse de las gentes del campo y de sus negocios, muchos por tradición familiar, que ven cómo este animal devora a sus terneros, potros o corderos. La inclusión del lobo ibérico en la lista de
Especies de Protección Especial
ha desatado una lluvia de críticas y una enorme desazón entre los millones de hombres y mujeres del mundo rural, que lo consideran «un ataque frontal».
«Esto es lo que hace el lobo...», señalaba Pedro Gutiérrez Moya, El Niño de la Capea, este fin de semana. Y «esto» se refería a la imagen de un becerrito devorado por el animal que acaba de protegerse. El maestro y ganadero conoce muy bien los desastres que el lobo puede ocasionar en las
ganaderías de lidia
y sabe lo que es encontrarse con animales recién nacidos atacados por el lobo en su finca salmantina, donde pastan sus hierros de San Pelayo, San Mateo y Carmen Lorenzo, de origen Murube.
Devorado por los lobosAsí, con este texto, Alianza Rural, que incluye a ganaderos de bravo y manso, además de cazadores y otras muchas gentes del campo -sus socios fundadores son Asaja, Feagas, UCTL, RFEC, Fundación Artemisan, Aproca y Amfar-, analiza la dramática situación que viven:
«Alianza Rural considera un ataque frontal al mundo rural y un ataque a la biodiversidad la decisión de incluir al lobo ibérico en el listado de especies protegidas adoptada por la Comisión Estatal para Patrimonio Natural y la Biodiversidad dependiente del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico.
La situación actual es que el lobo ibérico ya cuenta con esta protección al sur del río Duero, mientras en el norte, la aplicación de una adecuada gestión cinegética ha permitido la recuperación y el aumento de sus poblaciones.
Problemas de despoblamiento
Sin embargo, esta decisión pone en peligro la supervivencia de los ganaderos de extensivo del norte y centro de España que tienen que vivir en pueblos con serios problemas de despoblamiento, manteniendo una actividad cada día menos rentable, y con la incertidumbre de si esa noche sufrirán un ataque de una manada de lobos en su ganado y cuántas ovejas o teneros o potros, vacas o yeguas parturientas… morirán en ella.
Por tanto, prohibir la caza del lobo no es defender al lobo, es un ataque frontal al mundo rural y sus habitantes, especialmente a los pocos pastores que ya van quedando en nuestro país. También, un ataque a la biodiversidad, pues muchas de nuestras ganaderías extensivas no se recuperan de los destrozos del lobo en sus ganaderías.
Bajas de animales
No parece coherente que esta decisión haya sido apoyada desde un órgano dependiente del Ministerio que incluye uno de los ejes más importantes que se tiene marcado en agenda de la Unión Europea, como es el Reto Demográfico. No es posible aplicar políticas de despoblamiento, sin atender las necesidades de quien habita el medio rural, y los habitantes del mismo, son los ganaderos de extensivo que cada día tienen pérdidas a causa del lobo: bajas de animales, estrés a las reproductoras que produce infertilidad, etc…
En la Comisión Estatal para Patrimonio Natural y la Biodiversidad tienen voto todas las Comunidades Autónomas, incluidas las ciudades de Ceuta y Melilla, y, precisamente sorprende que esta prohibición haya sido apoyada por aquellas regiones que no sufren daños por el lobo, lo que demuestran una falta de solidaridad con las que sí que lo sufren, y que apoyan que se siga controlando vía cinegética su población.
Ahora apelamos a la responsabilidad de nuestros políticos precisamente en unos meses muy difíciles para nuestro país, que se centren en la dura realidad de nuestras gentes del campo, en conectar realmente al medio rural y urbano, y se alejen de un proteccionismo radical de personas desconocedoras del campo y de sus necesidades y costumbres que no ayuda a la defensa de la naturaleza».