Ha sido mucho el legado artístico que Camilo Sesto dejó después de muerte. Además de su música, más de 400 temas de su autoría, quedó un sinfín de objetos personales, muchos de cuales reposan en el Ayuntamiento de Alcoy y formarán parte del Museo que llevará su nombre en su cuidad natal y que abrirá sus puertas antes de que acabe 2021.
Pero Camilo tenia otra afición secreta: la pintura. El cantante pintó muchos cuadros, entre los cuales figura una pintura de Lola Flores o Ángela Carrasco, ambas grandes amigas y que están en la casa de su hijo y heredero, Camilo Blanes. El alcoyano pintó algunos autorretratos y también paisajes y búhos. Uno de sus favoritos se titulaba «Desayuno con Búhos».
Pero no todas sus obras están en el Museo o en la que fue su casa. Algunas de ellas están en posesión de amigos del cantante, a los que en su día regaló. O personas que las compraron en vida del artista. Una de ellas acaba de salir a la venta en el portal Wallapop por la cifra de 5.000 euros. La obra, que según reza en el anuncio data del año 1995 y que fue expuesta en varias galerías de Miami, retrata a una familia cubana frente a las costas de Cuba, mirando hacia Estados Unidos con un cartel de STOP. Algo que refleja la situación de los cubanos que durante esos años querían emigrar y buscar el sueño americano. La obra está firmada por Camilo y es la primera que se pone a la venta después de la muerte del cantante.
Afición secreta
ABC se puso en contacto con una persona cercana al cantante, quien nos contó de dónde procede la afición del cantante por la pintura. «Su amor por el arte le viene desde muy pequeño. De hecho hay una foto suya, siendo muy joven, con su hermana Chelo en el alto de una monte de Alcoy, mientras pintaba un paisaje. A Camilo le encantaba pintar, y de hecho en 2003 participó en una exposición organizada para acercar las nuevas corrientes de la cultura urbana en un entorno innovador, con otros cantantes que también pintaban, como Luz Casal, en el metro de Nuevo Ministerios en Madrid. Además, en sus comienzos, cuando no era tan conocido, en los años 60, vendió algunas de sus obras en el famoso rastro de Madrid», declara.
