Apenas unas horas después de su investidura como el presidente número 46 de Estados Unidos, Joe Biden se sentó el miércoles en el Despacho Oval y quedó claro que en la habitación habían cambiado más cosas además del gobierno.
Biden dejó ver la nueva decoración de su despacho cuando hizo pasar a los periodistas para firmar delante de ellos una lista larga de órdenes ejecutivas.
Se había sustituido el retrato del criticado Andrew Jackson, presidente populista del siglo XIX y considerado uno de los padres del supremacismo blanco, por uno de Benjamin Franklin. Según el periódico The Washington Post, la elección es una forma de destacar el interés de Biden por la ciencia. Otros cambios deliberados son el retrato de Franklin Delano Roosevelt y la pareja de cuadros de Thomas Jefferson y Alexander Hamilton, dos personas de muy diferente ideología que supieron trabajar juntas.
En la repisa de la chimenea y otros estantes ahora hay bustos de Martin Luther King Jr, Rosa Parks y Robert Kennedy. También destacan el busto del sindicalista estadounidense y activista latinoamericano César Chávez, así como una escultura de la tribu apache chiricahua que perteneció al difunto senador Daniel Inouye (el primer estadounidense de origen japonés elegido como representante en las dos cámaras del Congreso).
También ha habido cambios estéticos, entre los que se incluyen nuevas alfombras, cortinas y tapizados de pared. Biden sacó del depósito una alfombra azul oscuro para sustituir a la de color más claro que había instalado Trump.
El presidente también ha añadido toques personales, como la serie de fotos familiares enmarcadas en el escritorio detrás de él. Entre ellas un retrato de Beau Biden, su hijo fallecido.
Una característica de la oficina se mantiene: el escritorio conocido como Resolute, construido con roble del buque británico de exploración ártica HMS Resolute. Biden lo eligió entre los seis escritorios que se ofrecen tradicionalmente. Es el mismo que eligieron Donald Trump y Barack Obama.
Traducido por Francisco de Zárate