Hay un meme recurrente desde hace años en la conversación política online, basado en la escena de Matrix en la que Morfeo (Laurence Fishburne) le ofrece dos píldoras a Neo (Keanu Reeves). El meme la reinterpreta de forma que la azul permite seguir en una zona de confort ideológica falsa, mientras que la roja permite ver la verdadera conspiración política que manipula el espíritu crítico de las personas desde las primeras etapas de su educación. Escogerla revela que el feminismo es un movimiento autoritario, que el multiculturalismo está destruyendo la sociedad occidental o que las políticas sociales son una imposición reaccionaria y regresiva.
El meme de la píldora roja es viral desde hace años entre la extrema derecha estadounidense, la que aplaude el machismo de Donald Trump o sus políticas anti-inmigración. Los movimientos que apoyan sus ideas en otros países también lo usan, pero ha sido el negacionismo del coronavirus el que ha conseguido que la idea que representa trascienda las fronteras de EEUU como nunca antes. "Lo que hace tan interesante al concepto de la píldora roja entre la extrema derecha y también entre las teorías de la conspiración sobre el coronavirus es que está empapado en esta idea del despertar, del reconocimiento de la verdad", explica la antropóloga Gabriella Coleman, una de las principales especialistas del mundo en el estudio de las formas de expresión del activismo online.
"Es como una marca de tiempo para la conversión. Un día estaba así y ahora he visto la luz y soy de otra manera. Soy una persona nueva. Hay una especie de elemento muy religioso en el concepto de elegir la píldora roja", continúa la experta. "Marca el momento en el que te das cuenta de que, ah, ¿es verdad que el feminismo es autoritario? Me han dado la píldora roja. Ahora veo la verdad".
Coleman participó este jueves en el Decidim Festival 2020, organizado por el Ayuntamiento de Barcelona, centrado este año en "Democracia y Tecnología en tiempos de Emergencia". La antropóloga impartió una charla en la que desgranó las características de la nueva extrema derecha digital y la corriente hacktivista que dominó los códigos y el lenguaje de las redes hasta su llegada, Anonymous.
Ambos movimientos tienen más similitudes de las que podría parecer en un principio, avisó Coleman. Ambas hacen un uso intensivo de los memes para difundir sus ideas, lo hacen mayoritariamente desde cuentas anónimas (aunque los grandes líderes de la extrema derecha digital no lo sean, como Steve Bannon) y buscan subvertir la cultura popular desde las redes.
Sin embargo, una de sus principales diferencias es que mientras el lema de Anonymous era "Somos legión. Únete a nosotros" y se usaba en campañas concretas, "la extrema derecha está centrada en reclutar a más gente y darles la pastilla roja", detalla Coleman. "Busca cambiar la mentalidad de la gente en torno a los feminismos y el multiculturalismo y los describe no como progresistas, sino como regresivos y reaccionarios. Y lo que también es importante, como autoritarios. El objetivo es tratar de reclutar a más personas en esta visión del mundo y cambiar sus mentes sobre la naturaleza de la cultura política", expuso.
En EEUU varios personajes muy relevantes han hecho insinuaciones sobre la píldora roja. Uno de ellos ha sido Elon Musk. El fundador de Tesla, que denunció que las medidas restrictivas con el coronavirus en California eran "fascistas", tuiteó a sus 34 millones de seguidores que se tomaran la píldora roja. Ivanka Trump aplaudió su comentario.
La idea de "los despiertos" frente a aquellos que duermen y no son capaces de ver la realidad que se esconde tras "el discurso oficial" tuvo un fuerte eco en España durante las manifestaciones contra las medidas de control del coronavirus del último fin de semana de octubre. Está muy presente entre los grupos de negacionistas organizados en redes como Telegram, donde se convocaron esas marchas.
La idea de la píldora roja, un código hasta ahora usado mayoritariamente por los activistas antifeminismo o anti-inmigración, "se ha vuelto más difuso" pero también ha aumentado su capacidad de impacto, explica Coleman. Lo que antes solo era una puerta de entrada a las "guerras culturales de la derecha reaccionaria", ahora lleva también a la creencia de que el virus se creó en un laboratorio chino con algún oscuro objetivo (una teoría financiada por Steve Bannon), a la conspiranoia de que la pandemia es una estrategia para imponer "un nuevo orden mundial" o a denunciar la implicación de Bill Gates en ella.
"Con las teorías de conspiración que han ido apareciendo, ya sea las de QAnon o contra las vacunas, estas sensibilidades son más difusas. Ya no están tan enfocadas en unas pocas cosas, pero ahora hay más formas de entrar. Puedes entrar en estos movimientos y sensibilidades a través de las teorías de conspiración alrededor del coronavirus. Y en ese sentido, creo que se han vuelto más fuertes, incluso aunque sus mensajes sean múltiples y difusos", expuso Coleman durante su charla.
Es difícil medir el impacto de este tipo de discursos digitales, así como si son una causa o una consecuencia del sentir social, o si solo contribuyen a extender la incertidumbre. Según el CIS, el porcentaje de españoles que prefieren esperar antes de ponerse la vacuna contra el coronavirus está subiendo. En octubre fue del 43,8%, mientras que en septiembre era del 40,8%. Según una encuesta de 40dB para El País, el 64,5% de los españoles creen que el virus se creó en un laboratorio y el 40,3% que existe algún tipo de conspiración en torno a las vacunas contra la COVID-19.