Alemania cuenta con el plan de vacunación más definido de los 27 países miembros; los ingleses serán los primeros en vacunarse por el elevado número de dosis que han adquirido; el presidente francés, Emmanuel Macron, ha sido extremadamente prudente sobre cómo distribuirán la vacuna los galos. Y, en España, el próximo martes el Gobierno presentará el plan nacional.
La Comisión Europea ha establecido un marco de recomendaciones para los estados miembros que parten de la cualificación del personal médico indispensable para suministrar la vacuna. Estos profesionales han de estar dotados de equipos de protección e infraestructuras para su uso, incluyendo la cadena del frío y la capacidad de almacenamiento y transporte refrigerados. Al mismo tiempo, Europa requiere una información positiva y clara acerca de las ventajas, los riesgos y la importancia de las vacunas contra la Covid-19, para generar confianza en la población.
Europa establece que la distribución de las vacunas se realice d e forma gradual: los trabajadores de los centros de asistencia sanitaria y cuidados de larga duración serán los primeros; después llegará el turno de las personas mayores de sesenta años, seguidas de aquellas que por su estado de salud se encuentran en situación de especial riesgo. La etapa siguiente deberían ser los trabajadores esenciales y las personas que por sus circunstancias personales no pueden tomar medidas de distanciación social. Al llegar a la distribución generalizada a la población, recomienda que se empiece por los grupos más desfavorecidos social y económicamente.
Antes de final de mes, los países deben haber enviado a la Comisión sus planes nacionales de vacunación para que los expertos puedan determinar si hay aspectos mejorables y en qué puntos es posible ejercer una labor coordinada, teniendo en cuenta la movilidad en las zonas transfronterizas.
Hasta que la vacuna haya sido distribuida masivamente, la Comisión opina que los principales instrumentos de salud pública para controlar y gestionar los brotes de Covid-19 «seguirán siendo las intervenciones no farmacéuticas, como el distanciamiento físico, el cierre de lugares públicos y la adaptación del entorno de trabajo».
Pese a que Reino Unido es uno de los países que lideran el desarrollo de una vacuna contra el Covid-19, gracias a los avances conseguidos por la Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca, el gobierno del primer ministro Boris Johnson ha pedido ya cerca de 300 millones de dosis de las posibles vacunas de seis empresas distintas, con el objetivo de asegurar la inmunización de, al menos, los grupos más vulnerables de su población y convertirse, según ha prometido, en uno de los primeros países en beneficiarse de la inmunización.
En caso de que más de una sea aprobada, el Ejecutivo decidirá qué personas recibirán según que vacuna, en función de los datos que arrojen los ensayos para los diferentes grupos de edad, entre otras variables. De momento no se contempla que una misma persona reciba vacunas distintas.
Con respecto a la de Pfizer, el país ya ha comprado 40 millones de dosis, las suficientes para vacunar a 20 millones de personas, considerando que se administra en dos inyecciones. Según fuentes oficiales, una cuarta parte de ellas podría estar lista para usarse antes de fin de año, aunque antes debe ser aprobada por el organismo regulador, la MHRA, que ya ha puesto en marcha una exhaustiva revisión de los datos disponibles. Kate Bingham, jefa del grupo de trabajo sobre vacunas en la nación, aseveró hace unos días que incluso es posible que la aprobación se produzca antes de Navidad.
El gobierno ya tiene establecido un orden de prioridad para la vacunación. Los primeros en recibirla si finalmente se aprueba serán los residentes y el personal de las residencias de ancianos. Los segundos serán los mayores de 80 años y el personal del NHS (el sistema nacional de salud) y tras ellos seguirán, en este orden, los mayores de 75 años, los mayores de 70, los mayores de 65 y los adultos menores de 65 de alto riesgo por padecimientos subyacentes, como los pacientes de cáncer. Serán seguidos por los adultos menores de 65 años de riesgo moderado, entre los que se encuentran diabéticos y asmáticos, seguidos de los mayores de 60, los mayores de 55 y los mayores de 50. Para el resto de la población que no pertenece a estos grupos, se definirán posteriormente los criterios de prioridad.
El Ejecutivo está en este momento resolviendo la cuestión de quiénes serán los encargados de administrar las inyecciones, algo que actualmente solo pueden hacer los especialistas en enfermería, medicina y farmacia. La idea es capacitar a paramédicos, fisioterapeutas, matronas y otro personal sanitario e incluso estudiantes de medicina para que puedan ayudar a vacunar a la mayor cantidad posible de personas en los centros de salud y otros establecimientos que podrían ponerse en marcha para tal fin.
El país galo ha adoptado la más extrema prudencia ante el proyecto de distribución, nacional y europea, de la vacuna Pfizer, insistiendo en la necesidad de confirmar el confinamiento y la lucha contra la propagación del Covid-19 antes de pronunciarse por la futura y todavía imprecisa distribución de la vacuna que el sistema nacional de sanidad estudiará tras los análisis de la Agencia Europea de Medicamentos (AEM).
El presidente, su primer ministro y los responsables de la sanidad nacional han comentado y comentan a diario, los inmensos problemas nacionales que sigue planteando la pandemia. Pero n adie ha deseado especular con espejismos rápidos. Bien al contrario, Macron ha repetido, varias veces, que s erá necesario ser pacientes y cautelosos, hasta el verano del 2021.
La HAS (Alta autoridad de la sanidad pública) analizará la vacuna Pfizer y presentará sus conclusiones al ministerio de Sanidad, «antes de fin de año». A partir de los trabajos de la HAS, el gobierno estudiará la estrategia definitiva que se adoptará cuando se conozca, con precisión, la posible distribución de la vacuna, siguiendo el calendario y proposiciones de la UE.
A la espera de acontecimientos, la HAS ha establecido este primer principio: «En todos los escenarios que están en estudio, los profesionales de la sanidad, médicos, enfermeras, personal hospitalario, estarán en primera línea, para ser vacunados. Se trata de una prioridad esencial». A continuación, las personas de riesgo (mayores de 65 años) serán vacunadas de manera prioritaria. Las personas de más de 75 años merecerán una atención particular”.
A juicio de las primeras evaluaciones de la HAS y muchas personalidades de la sanidad pública y privada, la vacunación quizá no sea obligatoria en Francia, estimando que, de entrada, se trata de una responsabilidad que debe adoptarse individualmente.
El gobierno de Berlín cuenta ya con una estrategia nacional de vacunación, que estipula que el gobierno central adquiera las dosis y las distribuya a lugares de a lmacenamiento fijos en cada uno de los Bundesländer. Según ha confirmado el Ministerio de Defensa, será el ejército alemán el que se encargue de esos traslados.
Quizá más adelante, la vacuna esté disponible en consultorios médicos y hospitales, pero al menos al principio Alemania ha dispuesto que sea aplicada en centros de vacunación específicos. Los primeros centros de vacunación se establecerán en diciembre, operados por los estados federados con el apoyo de médicos residentes y médicos de hospital. Estarán dotados de congeladores especiales para extender la vida útil de la vacuna hasta seis meses y de equipos móviles para vacunar a ancianos en hogares y residencias.
En Berlín, por ejemplo, están previstos 6 centros de vacunación con 15 puestos cada uno que vacunarán 20.000 personas por día. También se sabe ya que en Renania-Palatinado se están construyendo 36 centros, según la ministra regional de Salud, Sabine Bätzing-Lichtenthäler, que espera tenerlos listos a mediados de diciembre. Sajonia está disponiendo un centro de vacunación por distrito o distrito urbano. Habrá 14 centros en Sajonia-Anhalt. En Turingia 29. En Brandemburgo se construirá un centro de test con puestos de vacunación integrados, según un concepto de la Asociación de Médicos Estatutarios de Seguros de Salud.
El gobierno alemán espera contar con al menos 60 ubicaciones de almacén capaces de conservar a muy bajas temperaturas más de 100 millones de dosis. Los Bundesländer han presentado sus propuestas hasta el 10 de noviembre y van recibiendo el visto bueno de Sanidad. Baviera, por ejemplo, ya ha anunciado que almacenará temporalmente las entregas en nueve ubicaciones secretas dotadas de ultracongeladores. Brandeburgo las almacenará en principio en el servicio central de policía, que está siendo debidamente acondicionado.
Los Bundesländer están procediendo, además, a la compra de material. Será necesaria una jeringuilla y dos agujas para cada vacuna. El Consejo Ético alemán, junto con la comisión permanente de Vacunas y la Academia Nacional de las Ciencias Leopoldina, ha presentado y publicado el documento que establece las condiciones en las que ha de aplicarse la vacuna, vinculante para los gobiernos de los Bundesländer. El documento establece que la vacuna ha de ser estrictamente voluntaria y gratuita, y que será repartida según la proporción de habitantes en cada una de las regiones. Dado que no podrá vacunarse a todo el mundo al mismo tiempo, da prioridad a los mayores de 60 años y enfermos crónicos o especialmente vulnerables a Covid-19, además de al personal sanitario. Seguirán trabajadores esenciales para el funcionamiento del Estado, entre los que menciona a profesores, policías y bomberos. Después seguirá el resto. El Consejo Ético también ha dado el visto bueno a la creación de un centro de datos que almacenará información sobre cada personas vacunada. Estos datos incluyen nombre, edad, dirección de contacto, fecha de vacunación y etiqueta y número de lote de la vacuna. La responsabilidad de este banco de datos ha sido depositada en el Instituto Robert Koch, central de datos de la pandemia.
Italia se ha garantizado, de momento, la compra de dos vacunas: Recibirá 27 millones de dosis de la vacuna de Pfizer y ha comprado otros 70 millones de la que producirá y comercializará AstraZeneca, la vacuna desarrollada por el Instituto Jenner de Oxford con la colaboración de la empresa italiana Irbm.
La vacunación comenzará a finales de enero para 1,7 millones de italianos: se harán primero al personal sanitario, a las personas más vulnerables y ancianos.
El Gobierno italiano ha nombrado al comisario para la emergencia Covid, Domenico Arcuri, coordinador para la distribución de la vacuna, c ontando con la Protección Civil y el ejército para garantizar la eficacia y la seguridad.
El material será conservado en depósitos secretos y blindados. En el caso de la vacuna Oxford-Irbm-AstraZeneca el problema de la distribución es menor porque no hay necesidad de temperaturas muy bajas (bastará con almacenarla entre -4 y -8 grados centígrados).
El comisario Domenico Arcuri ha explicado cuál será la estrategia de vacunación: «Los italianos serán vacunados en función de su vulnerabilidad y su posible exposición al virus. Las personas que trabajan en hospitales estarán entre las primeras en recibir las vacunas, así como las personas mayores que son más frágiles tendrán que llegar antes que las más jóvenes». Domenico Arcuri precisó también que «el mecanismo de distribución estará centralizado y no se hará con base regional». Desde el punto de vista político y sanitario, será el ministro de Sanidad, Roberto Speranza, quien explicará en el parlamento, a inicios de diciembre, todos los detalles sobre el suministro de las vacunas.
Según el secretario de Estado de Sanidad, Diogo Serras Lopes, ya está diseñado en Portugal un plan de vacunación contra el coronavirus. Falta saber qué vacunas se aplicarán (aunque el Gobierno de Antonio Costa ya ha dejado claro que la de Pfizer estará incluida, pero que no con carácter exclusivo) y en qué cantidades serán administradas.
Será entre finales de este 2020 y el próximo mes de enero cuando estén disponibles las dosis, de acuerdo con las palabras del mandatario socialista. Eso sí, advierte que, por ahora, las cantidades serán limitadas.
«Los planes existen y, naturalmente, serán puestos en práctica a medida que se concrete la disponibilidad», declara Serras Lopes antes de hacer hincapié en que «tan fundamental como la capacidad de respuesta es nuestra capacidad de controlarnos con el fin de disminuir los nuevos contagios».
Portugal tiene actualmente una tasa de infecciones más alta que Alemania, España o Reino Unido, por lo que la llegada de las vacunas se aguarda con una gran expectación.
El primer ministro Kiriakos Mitsotkis declaró este jueves en el parlamento de forma categórica que «tendremos vacunas a partir de enero. Vendrán por partes y los ciudadanos deberán vacunarse para romper la cadena de la pandemia».
Ya había confirmado el Dr. Vasilis Kililias, Ministro de Sanidad, que «Grecia tendrá la vacuna al mismo tiempo que el resto de Europa» y que siguiendo las instrucciones del Comité Nacional de Vacunación «se vacunarán primero al personal sanitario y a la población vulnerable».
La lista de dicha población incluye a los mayores de 65 años, a los trasplantados y a los enfermos graves (cáncer, leucemias, problemas respiratorios, renales, diabéticos, neurológicos o cardiológicos serios, SIDA etc.). El Vice Ministro de Sanidad, Vasilis Kontozamanis, destacó por su parte que Grecia participa en todos los acuerdos de la Unión Europea sobre el suministro de vacunas de las empresas que las desarrollan y producen.
Se espera que si se comienza a repartir las vacunas a principios de enero o quizás antes, llegarán a Grecia, país de casi once millones de habitantes, la primera parte, es decir 1,6 millones de vacunas. Estas se repartirán desde Atenas a los hospitales de todo el país. Se almacenarán en cámaras de ultracongelación especiales a menos 70 grados de temperatura y se estudia ahora el mejorar las instalaciones de muchos centros de salud en todo el país para poder agilizar la vacunación de la población.
La profesora de Epidemiología de la Universidad de Atenas, Dra. Athina Linu, afirma que se deberán de vacunar en total más de siete millones de habitantes para considerar al país protegido y considera que hasta la primavera del año próximo la vacuna no habrá alcanzado para toda la población. Los expertos helenos piensan que de estar vacunado aproximadamente el 60% de la población se creará inmunidad colectiva y el objetivo es que esto suceda en los primeros seis meses del año próximo, esperando que de haber más vacunas, el proceso sea aún más rápido.