De una manera absolutamente gratuita, por innecesaria, muchos de nuestros actores y directores, en los últimos tiempos, han tirado piedras contra su propio tejado, dando la apariencia de estar más concentrados en el mundo de la política que en el de su propio y hermoso oficio: la cinematografía.
Así, hay una parte de la población que ha desarrollado un concepto del cine español negativo, por subvencionado, apesebrado, politizado… ¿es justa esta imagen o se trata de una caricatura? Lo cierto y verdad es que la mejor manera de superarla es trabajando, y bien… dejando el politiqueo y llevando a la pantalla, grande o pequeña, producciones de las buenas, de las que enganchan.
Un ejemplo maravilloso, en Movistar TV, es el de Hierro. Una investigación criminal con una formidable guerra psicológica de personajes. Una interpretación soberbia de Candela Peña. Una trama que da un vuelco tras otro, episodio tras episodio, en la mejor escuela del suspense. Personajes secundarios con una vida y un recorrido bestial. El retrato sombrío y genial de una isla con sus tradiciones reflejadas a quemarropa… ocho capítulos a la caza y captura del asesino con las emociones y los sobresaltos a flor de piel, en medio de una estética y una fotografía desgarradora y, al tiempo, técnicamente sobresaliente.
Hay vida más allá de las grandes superproducciones y las tendencias del momento importadas de Estados Unidos. Todo depende no de que tal o cual actor o actriz hagan campaña contra tal o cual partido político. Depende de que, frente a las cámaras, y con un guión sobrecogedor como el de Hierro, esos profesionales saquen lo mejor de sí mismos como artistas. Eso, y no otra cosa, es lo que el espectador ansía. ¡Bravo!