Luis Suárez está siendo noticia estos días por diferentes motivos y ninguno de ellos referente a su rendimiento en el terreno de juego. Ayer se supo que había dado positivo en coronavirus y que no podría jugar este próximo sábado ante el Barcelona y ahora se han conocido detalles sobre su última etapa en el club azulgrana y sus exigencias para continuar jugando en el Camp Nou. Según ha informado TV3, el charrúa le habría pedido al Barcelona un contrato de renovación por cuatro temporadas durante sus últimos meses en la entidad, ya que su vinculación expiraba el 30 de junio de 2021. Esta ampliación de contrato suponía alargar su carrera como azulgrana hasta los 37 años, algo que no fue bien visto en la planta noble del club catalán por elevada edad, el rendimiento que estaba ofreciendo en los últimos meses y los problemas de rodilla que estaba padeciendo.
Josep Maria Bartomeu, acuciado por los problemas económicos de la entidad y con necesidad de aplazar pagos, estaba dispuesto a concederle una prórroga de dos temporadas, en las que se consideraba que aún podía serle útil al equipo, con problemas para encontrar un «nueve» de garantías. Luis Suárez había renovado en 2016 su contrato con el Barcelona hasta junio de 2021. La cláusula de rescisión se había fijado en 200 millones de euros y el propio uruguayo ya había recomendado al club que fichara un sustituto que pudiera ir dándole el relevo. No obstante, la llegada de Ronald Koeman acabó con todas las negociaciones. La goleada ante el Bayern de Múnich exigía una renovación profunda de la plantilla y, sobre todo, un rejuvenecimiento del equipo, lo que pasaba por cesar los acuerdos con los futbolistas más veteranos y a los que les quedaba poco tiempo, como fue el caso de Rakitic, Arturo Vidal y el propio Suárez.
Trascendió las formas en las que el club le comunicó a Suárez que no contaba con él, a través de una breve llamada telefónica de Koeman, algo que irritó y decepcionó al uruguayo. Después de unas largas negociaciones, Suárez aceptó la propuesta del Atlético de Madrid, club con el que se comprometió hasta el 30 de junio de 2022. A cambio, los colchoneros pactaron un pago de seis millones en variables, lo que se interpretó como que el futbolista se marchaba gratis para que el Barcelona quedara liberado de una de las fichas más elevadas de la plantilla. El charrúa percibía 30 millones brutos por temporada.
