Los datos hablan por sí mismos: son estremecedores. Hoy, en España operan 92.000 empresas menos que hace un año. El deterioro del mercado de trabajo es imparable y, lo peor, está cogiendo una velocidad endiablada; no sólo por las consecuencias directas e ineludibles de la pandemia sino por la falta de plan y de músculo, de respuesta y de reflejos auténticos, desde el poder, para paliar el declive económico. Y no hay el menor atisbo de una luz roja, de una rectificación y, por consiguiente, de una mejora y de la deseada remontada.
No será suficiente, se repita mil veces o un millón. El peor momento, de más debilidad financiera y de más necesidad social ha coincidido, como nación, con el momento en el que dirigentes de más ínfima calidad están tomando decisiones cruciales desde la cúspide del sistema: una tragedia. Y lo estamos pagando carísimo; no esos dirigentes que actúan tarde, o no actúan, o actúan cometiendo incesantes errores… sino los gobernados, aquellos que soportan como una losa las incesantes obligaciones administrativas, las inacabables restricciones, mientras se dirigen sin remedio a la ruina.
Después de más de medio año largo de covid19, de articularse desde el gobierno de España una campaña de información y sensibilización a la opinión pública más enfocada en la propaganda que en lo que significan unas pautas prácticas para resistir, la elefantiásica estructura gubernativa está dramáticamente fallando: no hay un proyecto efectivo de rescate a las empresas medianas y pequeñas, no hay medidas especializadas sector por sector, no hay una acción de socorro concreta para quienes se están desangrando hasta verse empujados a echar la persiana.
Junto al fantasmagórico comité de expertos sanitarios, que nunca estuvo y al que algunos ingenuamente aún esperan, se echa en falta hoy un comité real de expertos económicos. Ya que el gobierno de España no está acreditando conocimiento y pericia para hacerlo, debería ser este órgano quien, a la mayor brevedad, sentase las bases para frenar, en algún momento, ese trasiego diario de compañías y autónomos que marchan a la incineradora y al cementerio de la crisis económica y social.