Llevará tiempo inventariar todo lo que atesora la familia de Francisco Franco en el Pazo de Meirás, emblema de la fortuna que hizo durante la dictadura. Tanto, que puede incluso que haya que retrasar la fecha marcada, el próximo 10 de diciembre, para restituir al Estado el singular castillo de tres torres enclavado en Sada (A Coruña). Una docena de expertos y letrados, incluida la jueza Marta Canales, autora de la histórica sentencia que devuelve al patrimonio público la propiedad regalada al autoproclamado jefe del Estado en plena Guerra Civil, formaron la comitiva judicial que comenzó este miércoles la ingente labor de listar los innumerables bienes, piezas históricas y obras de arte, muchas de incalculable valor, que pueblan el interior y exterior del dominio, de más de nueve hectáreas.
Técnicos de la Consellería de Cultura, asistidos por una especialista de Patrimonio Nacional, estuvieron horas realizando fotos y vídeos con el fin de empezar a elaborar un exhaustivo informe de todo lo que allí hay. La juez ha fijado un plazo de 20 días naturales para terminar ese inventario y entregarlo a las partes, el Estado y los herederos del dictador, con el fin de decidir la titularidad de cada bien. Un representante de los Franco, quienes tuvieron que paralizar en seco la mudanza que planeaban para vaciar el pazo al entender que su contenido no entraba en la orden judicial de devolverlo, acompañó en su recorrido a la comitiva, también integrada por abogados del Estado, de la Xunta y del Ayuntamiento de Sada. "Llevará tiempo, hay que ver lo que hay, es una actuación técnica", indicó el letrado del Estado Javier Suárez. Añadió desconocer si será posible mantener la fecha marcada por la juez para la entrega de la propiedad.
Concebidas como refugio literario de Emilia Pardo Bazán a finales del siglo XIX, antes de convertirse en escenario estival de la dictadura y luego de su familia, las majestuosas Torres de Meirás albergan parte del legado de la autora de los Pazos de Ulloa, incluida una parte de su biblioteca, unos 3.200 volúmenes, cuya protección se apresuró estos días a tramitar la Xunta con el fin de declararla, con carácter urgente, Bien de Interés Cultural. Lo es también, con "protección integral" el propio pazo desde 2009. En una primera inspección, hace 12 años, técnicos de Cultura se habían centrado en determinar el estado de conservación de la mansión y determinar la calidad, escasa, de las sucesivas reformas realizadas. No inventariaron entonces los bienes pero sí dejaron constancia, con un amplio reportaje fotográfico que conserva la Xunta en sus archivos, de las abundantes piezas histórico-artísticas que contenía, muchas procedentes de la época de Pardo Bazán. Abundan también las antigüedades como ánforas romanas, seculares blasones procedentes de otros pazos, e incluso un sarcófago medieval escondido debajo de la solemne escalera de la entrada. En la capilla, adornada de un destacado retablo de madera de San Francisco, hay elementos románicos.
Allí están depositadas también las dos estatuas de los profetas Abraham e Isaac que formaron parte de la antigua puerta occidental del Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago. Su titularidad sigue en disputa, a la espera del recurso ante el Tribunal Supremo del Ayuntamiento de Santiago, que ya perdió en primera y segunda instancia, su demanda por recuperar estas figuras del siglo XII. Los siete nietos de Franco, como dueños legítimos, no podrán, no obstante, trasladarlas sin autorización de la Xunta, al estar también bajo protección patrimonial.
El alcalde de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo, consideró la posibilidad de que una vez restituido el Pazo de Meirás, permanezcan allí ambas emblemáticas obras del Mestre Mateo. Podría ser posible si los herederos del dictador aceptasen cederlas al Estado. "Independientemente de la titularidad de cualquier cosa, sería deseable que permanezca dentro", coincidió el regidor de Sada, Benito Portela.