Ser tolerantes es una obligación de todos y de cada uno de nosotros; si en verdad queremos hacer del planeta el paraíso con el que soñamos. Hay que ejemplarizar liderazgos y realidades, gobernar coherentemente, sirviendo al bien colectivo sobre todo lo demás, aplicando las leyes sobre derechos humanos, prohibiendo actitudes criminales y corruptas, no permitiendo las discriminaciones contra las minorías, propiciando otras atmósferas más justas, que nos insten a la realización plena, que verdaderamente es lo que nos armoniza, activando el pensamiento crítico y el intercambio de ideas constructivas.