Un juez ha prohibido acercarse a menos de 100 metros de manifestaciones en toda Cataluña a cinco detenidos en las protestas contra las restricciones de covid-19 y a otro de una protesta antidesahucios por el riesgo de que cometan altercados...
Así lo sostiene el titular del juzgado de instrucción número 29 de Barcelona en varios autos, en los que acuerda la libertad con medidas cautelares para cinco detenidos en los disturbios en el centro de Barcelona el viernes de la semana pasada, en una protesta contra las restricciones del coronavirus, y otro el sábado pasado, en una manifestación contra los desahucios en la pandemia.
En sus resoluciones, el juez impone a los seis detenidos como medida cautelar la prohibición de acercarse a 100 metros de "todo tipo de manifestaciones públicas, reuniones o concentraciones que se celebren en la vía pública de cualquier ciudad o pueblo de Cataluña" hasta que haya sentencia firme.
El magistrado así lo ha decidido para evitar la "posible participación en hechos análogos" de los detenidos, acusados de los delitos de desórdenes públicos, atentado contra agentes de la autoridad, lesiones y daños, por entender que hay un "riesgo evidente" de reiteración delictiva y de alteración de la "paz pública", ya que "en el contexto actual de protestas en Barcelona, existe un entorno propicio para reincidir".
"Existe un riesgo evidente de que, al resguardo que pueden proporcionar estas manifestaciones, los detenidos puedan continuar participando en la comisión de hechos como los que han dado lugar a las presentes actuaciones, que suponen un peligro real y actual para los bienes y la paz pública en caso de no adoptase alguna medida que haga apartar del foco de los altercados callejeros a personas que han tenido una actitud violenta", remarca el auto.
Respecto a los cinco detenidos en los disturbios del viernes pasado, el juez recuerda que algunos de los alborotadores -tras una protesta que reunió a colectivos anticovid, hosteleros y grupos de extrema derecha-, lanzaron objetos contundentes a la línea policial y quemaron contenedores en Via Laietana.
Además, en el momento de ser detenidos, algunos de ellos presentaron una "fuerte oposición", forcejeando con la policía hasta ser inmovilizados.
En su decisión respecto de los cinco detenidos el viernes y el joven que fue arrestado el sábado, el juez ha tenido en cuenta "la combinación de testimonios, efectos intervenidos y el hecho de encontrarse en primera línea de una concentración en la que se estaban arrojando objetos contundentes a los agentes de policía".
Respecto al detenido el sábado, concluye que existen "motivos bastantes" para creer que, en el marco de la concentración contra los desahucios convocada en el centro de Barcelona, arrojó piedras al cordón policial, al edificio del Ayuntamiento y causó daños al mobiliario urbano.
Según el atestado policial, en el momento de la detención, este sexto arrestado también presentó fuerte oposición y forcejeó hasta ser inmovilizado.
El juez ha descartado decretar la prisión provisional para los seis detenidos porque entiende que el riesgo de fuga "se prevé remoto" por su arraigo, por lo que, a su parecer, no es necesario adoptar "una medida tan gravosa", y opta por fijarles una comparecencia quincenal en el juzgado y la prohibición de manifestarse hasta que haya sentencia.
Aquellas protestas congregaron, según ha desvelado esta semana el conseller de Interior, Miquel Sàmper, a grupos de extrema derecha, del independentismo radical, del colectivo anarquista y de radicales del fútbol, que protagonizaron disturbios en el centro de Barcelona, lo que se saldó con más de una decena de arrestados y de heridos, así como daños en el mobiliario urbano.
Por su parte, la manifestación del pasado sábado congregó a un millar de personas, según la Guardia Urbana de Barcelona, que se movilizaron a raíz del desalojo de la okupada Casa Buenos Aires, en Vallvidrera, y del desahucio de una familia con menores de un piso del distrito de Nou Barris, que gracias a la presión vecinal pudo regresar a la vivienda.
La marcha, que recorrió el centro de Barcelona, terminó con altercados en la plaza de Sant Miquel, ubicada en la parte posterior de la fachada principal del Ayuntamiento y donde también se encuentran dependencias municipales.
