Las religiosas de la orden contemplativa de las Franciscanas Clarisas del monasterio de la Puridad y San Jaime de València elaboran durante todo el año dulces artesanos, de venta al público y con servicio a domicilio, y en estas fechas polvorones, turrones y dulces navideños.
Esta comunidad comenzó hace dos años a elaborar dulces artesanos que venden a través del torno del convento de clausura de la Puridad, junto a la plaza de la Virgen de València, detalla el Arzobispado en un comunicado.
Entre su surtido hay magdalenas, galletas de mantequilla o de café, corazones de yema, castellanas, rollitos de anís, delicias de santa Clara, bocaditos de coco, pasteles de boniato, trufas o coca de llanda.
Para Navidad elaboran turrón de la abuela y de yema, empiñonadas, nevaditos y polvorones, así como las tradicionales bandejas de surtidos navideños.
En estos días, las religiosas mantienen el mismo horario de venta que durante el resto del año: de 10 a 12 horas y de 16.30 a 18 horas, y también reparten a domicilio.
De la pintura al dulce
Hasta hace dos años, este convento ubicado en el centro de València, en el número 4 de la calle de la Puridad, realizaba otras labores a mano como pintura, en tela y en cerámica, y bordado, pero ante el descenso de encargos y el interés por la repostería decidieron dedicarse a esta nueva tarea.
Curiosamente, en el convento de la Puridad --desde 1853 en la misma ubicación-- nunca se habían elaborado dulces. Sí hay constancia de su elaboración en el XVI, cuando estaba en el barrio del Carmen de València. El monasterio de la Puridad fue la primera fundación de las Clarisas en Valencia, en el XIII.
La comunidad de este convento está formada actualmente por 14 religiosas, de las que cuatro se encargan de elaborar los dulces artesanos en colaboración con la pastelera valenciana Magdalena Nieto.