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José Tábata en sus mejores tiempos, cuando era titular de Pittsburgh / Zimbio.com |
El emergente
La temporada de cambios en la LVBP tenía que terminar de esta manera: con las Águilas y los Tigres sellando un nuevo convenio, que consolidó a ambos equipos como los más activos en estos 11 meses de actividad que tuvo el mercado.
Apenas días después del acuerdo mediante el cual el receptor Carlos Garay pasó a Maracaibo y el relevista zurdo Sergio Escalona se marchó a Maracay, las gerencias de ambos conjuntos pactaron la cesión del ex grandeliga José Tábata por el bigleaguer Engelb Vielma.
No hubo elencos más agresivos que los rayados y los rapaces entre el último out de la pasada final y las 6:00 de la tarde de este martes, cuando bajó el telón en la escena que permite este tipo de transacciones cada año en la pelota criolla.
Se trata de un acuerdo muy distinto al anterior. La jerarquía de ambos involucrados le da un cariz que puede ser decisivo en las aspiraciones inmediatas de centrales y occidentales.
Vielma no parece ser la pieza que le falta a los Aguiluchos para meterse en los playoffs, a diferencia de lo que puede ser Tábata en su nueva alineación. Pero la ausencia del patrullero anzoatiguense en la ofensiva zuliana sí pudiera tener a la postre un peso importante, en caso de no funcionar el plan B que, se supone, maneja la oficina de ese conjunto.
Llama este último punto la atención de los espectadores lejanos precisamente por los problemas que han tenido los ahora dirigidos por Lino Connell para fabricar carreras. Las lesiones de maderos fundamentales y las sequías sufridas por otros, como el veterano Jairo Pérez, un bate del que se esperaba mucho, terminaron dejando al depuesto manager Lipso Nava en inferioridad de condiciones frente a sus rivales, hasta quedarse finalmente sin trabajo.
Vielma parece más un cimiento para el largo plazo que una contingencia en el corto trecho. Su nueva organización buscaba guantes que le dieran estabilidad a la línea central, luego del aporte decisivo de Freddy Galvis en la conquista del título de la zafra 2016-2017 y la deriva sufrida en la justa siguiente.
Ido Galvis, por sus compromisos en la MLB, la siguiente tarea fue conseguir un reemplazo de su nivel, y ese parece haber resultado Humberto Arteaga, llegado del Magallanes junto a Tábata, por cierto, meses atrás.
Ahora son dos las piedras fundacionales para la defensiva, con la diferencia de que Arteaga parece haber evolucionado ya como toletero, mientras que Vielma, su potencial llave de dobleplays, es todavía un torpedero unidimensional, de aporte valioso en el campo, pero todavía sin grandes contribuciones a la hora de fabricar carreras.
Le gustó a los Orioles. Por eso lo tomaron en waivers y le dieron su primera oportunidad arriba. No parece ser el tipo de pelotero que con frecuencia es mandado a parar desde el norte. Pero por sus características, puede que este sea un movimiento pensando ya en la 2018-2019. ¿Será?
Los Tigres pierden algo en el short, pero tienen al muy seguro veterano Gabriel Noriega, al joven Yeltsin Gudiño y otras opciones en la posición. En cambio, logran un sustituto que quizás pueda poner en la pizarra las carreras que no pudo producir el despedido Alberto Callaspo.
Tábata no es un bateador de fuerza y ya no corre como antes. Pero cuando está sano, es un bateador peligroso, de buen contacto y manejo de la presión.
Así fue el cierre del mercado, este año. Con Zulia abonando el futuro y Aragua enfocado en ganar ya.
Columna publicada en El Nacional, en su edición digital del miércoles 19 de diciembre de 2018. No pudo circular en papel debido a las restricciones que sufre la prensa venezolana.