Bale es un hombre de finales, de partidos decisivos. Ha decidido títulos desde que llegó al Real Madrid y ayer metió a los suyos en otro encuentro definitivo. Hizo un triplete en menos de una hora frente al Kashima, a pesar de las molestias físicas que arrastraba. «Me ha dolido un poco el tobillo, pero quería ayudar al equipo. Sabíamos que sería complicado, había que estar concentrados y matar cuando tuviéramos la oportunidad. Es importante para mí ganar otro trofeo», decía después de alcanzar los seis goles en siete partidos disputados en el Mundial de Clubes. Ha marcado en las tres últimas semifinales y sólo se quedó sin anotar en la final pasada ante Gremio. En la próxima, el sábado, volverá a estar listo.
Solari celebraba el gran día de una de sus estrellas, de la que había dicho hace poco que debía comerse el escenario cada vez que entraba a jugar. “Bale se ha comido todo: el escenario, los focos, la portería las redes... Ha hecho un partido excepcional. Ha mostrado lo que es él y de lo que es capaz. Que descanse y que repita en la final”, aseguraba el técnico, que destacaba al galés aunque le gustó todo el conjunto. “Ha sido un gran trabajo de todo el equipo. Muy sólidos y serios todo el tiempo. Teníamos la cabeza donde hacía falta y no es fácil en este tipo de torneos. Trataremos de repetir dentro de tres días”.
