–El Festival de Cine Europeo de Sevilla es una cita importante, pero después de 15 años da la sensación de que todavía hay gente que no sabe que se está celebrando en su ciudad.
–Por supuesto. Y sobre todo este año, que nos hubiera gustado estar en las calles bastante antes. Lo importante es defender el festival que tenemos, de un nivel incuestionable de programación y contenidos, en cuanto a los directores y las películas que compiten y estrenamos.
–¿Es imprescindible para el certamen que haya muchos estrenos?
–Los festivales de cine juegan con el tema siempre polémico de la exclusividad y la competencia. Pero no es simplemente un catálogo de películas durante nueve días, las vas seleccionando durante meses. Que llegue una película a Sevilla es más complejo de lo que se puede imaginar, intervienen muchísimos factores, y si no tienes cierta credibilidad como festival, nunca vas a conseguir una lista de nombres como los que vienen este año.
–¿Con quién compite el cine europeo: con el norteamericano o con el público, que tiene muchas veces una idea preconcebida?
–El gran problema es cómo llegar al público. No todo se soluciona en las redes y las páginas de cultura en los medios de comunicación se van reduciendo, la competencia es muy alta con las plataformas digitales... Desde hace dos años hemos bajado a la calle, con mediadores que explican qué es el festival. En un mundo donde todo está digitalizado y se hace a golpe de móvil, nos ha funcionado hablar con los espectadores cara a cara.
–Es difícil ver producciones europeas, muchas veces no llegan a los cines.
–Sevilla es una ciudad privilegiada en ese sentido, muy pocas películas con la etiqueta de cine de autor no se estrenan aquí.
–Pero a menudo se caen después de la primera semana en cartelera...
–Claro. Y hay cosas sorprendentes: ¿cómo es posible que en una película como «Girl» en dos sesiones tengamos el doble de asistencias que cuando se estrenó en Sevilla? A mí la verdad me intriga. Es una película bien publicitada, premiada, ganó el Premio de la Crítica en Cannes, el Premio del Público en San Sebastián y de repente no funciona.
–¿Cuántas películas seguidas se pueden ver sin que esté contraindicado?
–Depende de si son completas o fragmentos: el récord está en nueve títulos cuando vamos a mercados, evidentemente no completos. A partir del octavo ya no procesas ni asimilas tan bien, te retiras al hotel con un embotamiento...
–¿Y para el espectador? Porque la oferta en estos días es enorme.
–Depende de cada uno. Nosotros programamos películas para «desengrasar» porque no puedes estar nueve días viendo propuestas radicales. Este año hay algunas absolutamente disfrutables, como Euforia, de Valeria Golino.
–El cine francés vuelve a tener una representación alta.
–Sí, tenemos 23 estrenos con el sello francés. Francia es un modelo en la promoción y la defensa de su cinematografía, muy presente en la educación. Ahora se están desarrollando en España planes educativos en este sentido. En Andalucía, el aula de cine de la Junta funciona maravillosamente bien; en Asturias, se está desarrollando una plataforma digital a disposición de todos los educadores y desde el Ministerio de Cultura también se están haciendo cosas afortunadamente.
–¿Qué películas recomienda para enganchar a los jóvenes y niños?
–Hay algunas que funcionan con críos y adolescentes, como «Los 400 golpes». «Cantando bajo la lluvia» gusta mucho a pequeños y no tan pequeños, la lista de clásicos es interminable. En el festival tenemos Europa Junior y vienen 26.000 chavales no solo a ver películas, también a charlas y talleres.
–¿Es posible entonces salir del «universo Disney»?
–Los chavales tienen muchos menos prejuicios de lo que pensamos a la hora de asistir a una proyección diferente, a veces somos nosotros los que ponemos el filtro. Recuerdo que cuando se estrenó el «King kong» de Peter Jackson la vi en sala con mis sobrinos, de 10 y 14 años. Al día siguiente vimos el «King Kong» de los años 30 y quedaron absolutamente fascinados. Todo depende de cómo se la presentes y en qué momento.
–¿Alguna película a la que dijera que no y luego dio la sorpresa?
–No, aunque a veces se rechazan películas porque ese director ha venido muchas veces a Sevilla. Hay que dejar pasar a otros.
–¿Sabe ya toda Europa cineasta dónde está Sevilla?
–Sí, hombre. Además, hay un apuesta muy fuerte con el festival, los Goya, los premios del Cine Europeo, el tema de los rodajes también... Me decía el otro día el productor Gervasio Iglesias que Sevilla es un gran plató, pero no vendrían a rodar si aquí no hubiera grandes profesionales. Eso que no se nos olvide.
