Durante décadas, el estado de Jalisco se ha caracterizado por una producción artística de calidad, la obra de sus escritores, artistas e intelectuales ha contribuido en gran medida a la configuración de la cultura contemporánea de México. Esta misma comunidad artística dinámica y creativa es la que ha propiciado la creación de instituciones encargadas de incentivar y difundir la producción artística y cultural de México y Jalisco. Desde los primeros gobiernos pos revolucionarios se mostró el interés por la responsabilidad del estado en la difusión cultural, un ejemplo notable es el Museo Regional de Guadalajara del que se cumplen cien años. En 1959, se inauguró la primera Casa de Cultura del país; funcionó como sede de asociaciones artísticas y culturales de la ciudad y contó con un auditorio y galerías para la difusión de sus actividades. Esta primera semilla germinó en el Instituto Jalisciense de Bellas Artes que fue derogado para dar paso en 1971 al Departamento de Bellas Artes, una de las primeras instituciones en las entidades federativas dedicadas exclusivamente a la difusión de la cultura. El siguiente paso fue la fusión con la secretaria de educación estatal y finalmente la creación de la Secretaria de Cultura en 1992 fue la culminación de una añeja aspiración de la comunidad artística del estado que se complementó en 2001 con la promulgación de una ley de fomento a la cultura, la primera en el país.
El sistema de Cultura del estado actualmente abarca a la Orquesta Filarmónica de Jalisco; el Sistema Jalisciense de Radio y Televisión ; Dirección de Bibliotecas; el Instituto Cultural Cabañas y el Consejo Estatal para y las Artes.
La administración que concluye inició un proceso de reforma administrativa, en el que no obstante el aumento en apoyos a la creación, se privilegiaron los sistemas administrativos por sobre los resultados, ( la clásica “visita a las siete casas” para conseguir las firmas que autorizan un pago que saldrá meses más tarde). No apostó mucho por grandes exposiciones ni generó ninguna, consiguió presupuesto para incrementar la “Colección Pueblo de Jalisco”, con un cuestionado y diseñado proceso “clientelar” que dio por resultado adquisiciones cuestionables. El Sistema Jalisciense de Radio y Televisión, se convirtió en órgano de difusión del gobierno del estado más que en un instrumento de difusión y formación cultural, dominado las soporíferas revistas del gobierno y programas de comentarios.
El problema más grave sin duda es el de la Orquesta Filarmónica de Jalisco, desmantelada y alejada paulatinamente de los fines para los que fue creada en aras de una supuesta “internacionalización”, al más puro estilo de “vendedor de espejitos”; con un director que gana más que el gobernador, un Patronato que es más lastre que ayuda; despegada de su tradición orquestal de más de cien años, dejan un OFJ maltrecha y en números rojos.