Qué ofrecerá una nueva versión de la novela de Tolstoi publicada en 1878 después de más de treinta adaptaciones del mismo texto?, me pregunté cuando descubrí el filme Ana Karenina. La historia del conde Vronsky en la cartelera.
La trágica historia de Ana, quien rompió con las ataduras de un matrimonio infeliz para realizar su amor y libertad y fue castigada con la separación de su hijo y la marginación social, es quizás la historia más conocida de un adulterio femenino que también se tematiza en Madame Bovary de Flaubert y Effie Briest de Fontane. Ana Karenina ha sido interpretada entre otras por Greta Garbo, Vivien Leigh, Sophie Marceau y Keira Knigthley. En la nueva versión la protagonista es Elizaveta Boyarskaya y el filme es escrito y dirigido por el ruso Karen Shakhnazaro, realizador de larga trayectoria y actual director de la productora Mosfilm. ¿Qué nueva interpretación de la novela propondrá en la era de Putin un director ruso nacido en 1952?
Desde el inicio el filme sorprende con una potente secuencia de guerra al clásico estilo del cine ruso. Cosacos, caballos, armas, polvo, gritos y explosiones: Estamos en 1904 y se acerca el final de la guerra ruso - japonesa. Gravemente herido el conde Vronsky es llevado a un hospital militar en Manchuria dirigido por el médico Sergei Karenina.
Sergei reconoce en el canoso Vronsky al amante de su madre, culpable del destrozo de su familia y el suicidio de su madre. Cargado de rencor le pregunta el motivo del suicidio de su madre. Vronsky responde que se lo ha preguntado los últimos 30 años y que sólo cuenta con una versión personal y parcial. Sergei contesta: ¡Entonces, cuénteme su versión personal!
A partir de ahí el filme se desarrolla a través de dos hilos narrativos. Mientras en la trama de guerra, basada en un texto de Wikenti Weressajew. Vronsky narra su versión del amor/pasión, distanciamiento y separación, observamos en flash backs los momentos clave del drama que vive Ana.
El ir y venir entre los dos tiempos y relatos crea tensión emocional y estética. Estaciones de tren, salones de baile, carreras de caballos y, en especial, elegantes interiores, vestidos y peinados son de una belleza exquisita.
La banda sonora acentúa la elegancia del relato. Cámara, iluminación y puesta en escena revelan lo contradictorio de los personajes, las emociones y el amor, la falsa moral social, la profunda soledad y la lucha por realizar los deseos y alcanzar la libertad.
Reunir en un discurso guerra, amor y muerte crea mitos. Los creadores rusos bien la saben y siguen nutriendo.
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