Para cuando esta columna se publique puede haber dos panoramas en Guanajuato, uno, que la Caravana Migrante ya esté en el estado o dos, que estén por ingresar.
A lo largo de estos días, desde el primer portazo en la frontera con Guatemala, todos hemos querido saber qué estrategias tiene el gobierno de estado y la Secretaría del Migrante y Enlace internacional para atender la situación de los migrantes hondureños, entre otras cosas, para no repetir los mismos errores que de otras entidades; sin embargo, al menos yo no he visto nada claro.
Lo primero que se me ocurre es pensar en Juan Hernández y la posición en la que lo pusieron —sí, en la política los ponen y los quitan—, primero, es nombrado titular de una Secretaría nueva, llega a trabajar con los migrantes guanajuatenses, unos a favor y otros en contra, de los que poco o nada sabía, luego, sin definir planes de trabajo aún, explota lo de la Caravana y es trabajar a marchas forzadas, porque, como bien dijo, Guanajuato no puede tratar mal a los migrantes centroamericanos.
Sin embargo, en varios medios donde se le ha preguntado las estrategias para con la caravana, el Secretario repite el mismo discurso de apertura y de reuniones con otras instituciones, que de ninguna manera es malo, sin atender directamente el tema.
Esto me hace pensar en dos opciones: o no se tiene ni la más mínima idea de qué es lo que se va a hacer cuando abran la puerta y entren —ya se vio que la caravana no es de esperar—; o, simplemente, y como otros estados, les dirán: gracias por la visita, por ahí se sale.
Lo sorprendente sería que consiguieran el transporte que tanto se requiere, pero, y esto se dice como chisme, tanto el gobierno federal como la embajada estadounidense en México están haciendo lo posible porque no se les ayude, y de esta manera retrasarlos lo más posible.
Llegó el momento de ver de lo que la Secretaría es capaz, una primera prueba de fuego y lodo. De demostrar que el gobierno del estado está dispuesto a ayudar a los migrantes, sobre todo a los centroamericanos, que mucho tiempo fueron invisibles. Todos atentos señores, como dice el corrido.
Adiós a Bravos...
Estas últimas líneas las quiero usar para llorar y patalear por el “sabático” de Bravos, que a mí me suena a despedida. Es una lástima que un equipo que conectó desde el minuto cero con la afición se tenga que ir. No queda más que agradecer por el rato de felicidad.
El tiempo que estuve viviendo a espaldas de la Fortaleza, del Estadio Domingo Santana, escuchar las porras y al animador hacían especial los fines de semana; en este corto tiempo me permitieron ir al estadio y disfrutar con amigos, llevé a mi hija y me permitieron formar parte de la tradición familiar de los partidos de beisbol junto con mi padre y mi hermano; salir embriagado de una buena experiencia y nos recordaron, a la afición de León, que no todo es futbol y que una afición puede convivir con visitantes, en paz y disfrutando de un buen juego de pelota.
¡Larga vida al Tío!
cruz.amador@milenio.com
