Miguel el Alacrán Berchelt camina su trayectoria con grandes pasos bien definidos. Desde su debut profesional, Berchelt se ha consolidado como un superpluma único por ser una especie de cáncer de la indisciplina y compañero del trabajo duro y constante en el gimnasio. Ha sido capaz de derrotar a grandes excampeones como René González, de Nicaragua, Francisco Bandido Vargas y más recientemente, contra los pronósticos, a Takashi Miura en 2017 y a Maxwell Awuku en este año. Con Jonathan Barros siendo poco más que carne de cañón para el Alacrán, éste defendió por tercera vez el título que ya Miguel Mickey Román había vislumbrado para sí, incluso desde antes de perder él mismo contra Miura.
La semana pasada se cumplieron cuatro defensas consecutivas en apenas más de un año para el Alacrán peninsular, lo cual da una idea clara de la capacidad que posee para subir al ring, pelear con alta potencia en el encordado, bajar a recuperarse en un par de meses y volver a golpear sparrings y costales como si nada hubiera sucedido. A Berchelt no le falla la categoría ni la fuerza física y emocional actualmente, pero parece que a Mickey Román o le sobraron agallas o le faltaron sesos esta vez. Takashi Miura derrotó a Román; Berchelt derrotó a Miura, luego entonces…
Sin minimizar a Román, que tiene en su haber un récord de 47 batallas de 60 ganadas por la vía rápida y es uno de los mejores boxeadores en su categoría, parece que los últimos combates no ha sido los mejores para él y, a pesar de todo, los guantazos mostrados la semana pasada por los superpluma de Cancún y de Ciudad Juárez nos brindaron un espectáculo que va a durar al menos hasta que termine el año. El público, en su mayoría del lado del chihuahuense, se llevó la sorpresa definitiva en el noveno asalto, mientras que Mickey sin duda se la llevó desde un primer round que no dejó espacio para el estudio del otro.
Una batalla que suma a la ya larga tradición de mexicanos compitiendo por un campeonato mundial fue el set de metralla desde el comienzo, toma y daca de bombazos explotados en el rostro y el abdomen de ambos contendientes. Un Miguel Román que no se achicó en ningún momento recibió, sin embargo, la mano pesada de Miguel Berchelt en repetidas ocasiones, acompañada de combinaciones que el de Juárez no vio venir, como no se percató en el tercer episodio de su caída hasta que ya era demasiado tarde y se encontraba en la lona con un volado de derecha impregnado en la mandíbula.
A veces centrado en el ring y en ocasiones yéndose en banda, el campeón mundial del CMB logró concretar un nuevo triunfo por nocaut técnico en la novena vuelta ante un Mickey Román que, en definitiva, sí es gran pieza. Seguro que el combate no hubiera podido crecer de haber sido otro peleador quien encarara a Berchelt, y eso es un hecho, pero, aunque Miguel Román se lleva palmas, el cetro se lo lleva quien defiende con aplomo como lo hizo el Alacrán.
La ponzoña tirada en combinaciones al rostro de Román fue la justificación precisa del réferi para darle término a eso que se estaba convirtiendo ya en un verdadero calvario para el de Juárez, y la gente se quedó sin razones para chistar, quedándose esta vez el sur arriba del norte, pero sin por eso decir que en próximos combates el mapa mexicano no pueda volver a su posición original. Quedémonos por ahora con esta batalla entre mexicanos, un buen tiro de esos que suben las manos a la cabeza, de esos en los que ninguno de los dos peleadores sabe cómo retroceder.
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