Dos hechos diferentes que surgen en la información periodística quedan enlazados, por su incongruencia, como fuera de lugar.
En el primero destaca el alto riesgo a que quedan expuestos los participantes en la Bolsa Mexicana de Valores, por la vulnerabilidad y la fragilidad con la que opera; en la cual, con la sola noticia de la presentación de un proyecto de iniciativa que pretende prohibir las actuales comisiones bancarias, expuesto en el Senado de la República, distante de ser sometido a la consideración de sus integrantes y que tal vez pueda ser vetado, se provoca el quebranto accionario por la suma de 85 mil 400 millones de pesos.
Uno de los “talones de Aquiles” del sistema financiero, no sólo de México sino a nivel mundial, es la perniciosa especulación económica a la que hay que combatir en aras de la estabilidad y buena marcha de la economía pública y privada.
Históricamente en nuestro país, la especulación económica ha provocado el beneficio de unos cuantos y el mal de muchos. Daño que va desde el que es ocasionado al hombre común hasta los pequeños y grandes productores que con su trabajo han logrado generar los bienes poseídos, para perderlos de un plumazo, en algunos casos, en la improductividad de la especulación.
El otro asunto que nos ocupa, se relaciona con el costo abusivo que significan las prebendas que reciben algunos funcionarios públicos, quienes no conformes con percibir pagos por la puntualidad de una asistencia que es obligatoria sin necesidad de estímulos, ahora se sacan de la manga, como el mago que muestra abundantes pañoletas multicolores, que los magistrados del Tribunal de Justicia de la Ciudad de México, percibirán en su conjunto 16.7 millones de pesos, por “desgaste físico” como un bono de riesgo.
Un deterioro que es producto de la naturaleza humana y no causado por el cumplimiento de una función pública laboral.