Es la hora en que quizá a algunas familias no les llega agua potable. De suerte, un chorrito. Todo debido al súper megacorte de agua potable originado por el error de la famosa K invertida, pieza que ayudaría en el bombeo y que terminó arrumbada porque no salieron las cosas como las planteó la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
500 millones de pesos en metal, esfuerzos hombre, tiempo y una imagen por los suelos al tratarse de un proyecto que desde el año 2013 se venía trabajando. Dirán muchos: “así es México”, y lamentablemente por ese tipo de cosas estamos como estamos.
Tal millonada de pesos no es nada comparada con los presupuestos que maneja el gobierno federal, pero si lo comparamos con algún presupuesto municipal para todo un año, o si nos subimos al barco de la austeridad, es inaceptable.
Pero qué mejor que compararlo con una obra de la misma Conagua, conocida como Tercera Línea del sistema Cutzamala, que comenzó su construcción en el 2014, proyectada para terminarla en tres años. Pero pues no, ya va para cuatro años y, literal, está enterrada por supuesta falta de presupuesto. 4 mil millones de pesos es lo que costaría, según informó el entonces director de esta dependencia David Korenfeld, ¿lo recuerda? aquel que tuvo que ser despedido luego de las fotografías llegando a su casa en un helicóptero oficial.
Algo pasa en la Conagua, ni línea ni K invertida, más bien millones de dudas ahora en el ojo del huracán por los errores y falta de concreción en los trabajos planteados. Una vez escuché decir a un político: “son obras que no se ven, que están enterradas y por eso no se les da importancia”, yo diría que son una buena forma de enterrar una parte del dinero público o desviarlo, pues al fin y al cabo no se ven.
Nuestras autoridades se hubieran ahorrado este capítulo humorístico de la nuestra política si ya existiera la famosa tercera línea del sistema Cutzamala, sin dejar en crisis a 7.8 millones de habitantes. Se viene lo difícil para la Conagua, el entorno no está fácil pues vendrán nuevas autoridades a partir del 1 de diciembre y seguirán desenterrando seguramente más cosas raras. Los funcionarios de esta dependencia no pudieron autodespedirse como ya ocurrió en muchas dependencias federales.
El agua del Cutzamala salpicará a muchos.