Vayamos al futbol con alegría. Hoy es un día de esos en los que el centro de la escena nacional estará en el TSM. Desde inicios de semana se anunció que el boletaje estaba agotado.
Todos los escenarios están puestos para que el contexto sea prometedor. Lo único que resta es que los del campo se dignen a ofrecer una réplica futbolística al nivel de la expectativa que se ha levantado. El Santos está cumpliendo al defender férreamente su título.
El torneo posterior a la obtención de un título no suele ser muy prometedor para el campeón. Pero el Santos, con su seriedad, la personalidad de sus futbolistas y su dinámico estilo de juego, se ha encargado de dejar muy en claro que serán el escollo más complejo para cualquiera.
Hoy llega un América con hechuras, con personalidad en su juego y ciertamente bien plantado en el campo. A diferencia de Cruz Azul, por ejemplo, los de Herrera son más de hechos en el campo que de palabras y fanfarrias. Cruz Azul por momentos en su juego parece una farsa. Pero volvamos al contexto de hoy.
A todos nos queda la sensación de que el Santos aún está por encontrar su mejor juego en la recta final del torneo, perfilándose hacia una liguilla que promete ser todavía más dura que la pasada. Encontrar agua en el desierto no es fácil, pero la delantera encontró ese elíxir en el subidón de juego de Furch y la valiosísima aportación en ofensiva de Jonathan.
Hacer olvidar a Djaniny parecía misión imposible, pero ellos dos lo hicieron. El gol está casi siempre asegurado.
Lo de Querétaro ciertamente terminó siendo una broma demasiado pesada. A los de Salvador Reyes se les ocurrió tener uno de sus peores partidos (demasiada inoperancia) cuando menos era necesario. Está bien, se les perdona porque un mal partido lo tiene cualquier equipo; a veces hace falta una derrota como mensaje que invite a no bajar la guardia.
Nadie duda de las capacidades futbolísticas del Santos. Curioso es que la prensa capitalina poco se acuerda del Santos y, cuando lo hacen, retoman la retórica de que el campeón es un equipo altamente competitivo y que puede ganarle a cualquiera. Eso no es novedad… bueno, para ellos parece que sí.
Hoy es un día de esos en los que el Santos debe dar un golpe con el puño cerrado sobre la mesa para dejarle en claro a todos a nivel nacional que el título está más cerca de quedarse en la Laguna que de irse a otra vitrina.
En la pasada liguilla siempre, siempre, se puso al Santos como víctima perfecta y los verdiblancos terminaron siendo el verdugo de todos. Que a nadie se le olvide.