Llegó al poder sin pasar por las urnas, sólo tragando con los enemigos de España. No ganó las elecciones, sino una moción de censura que le salió redonda. Ni él mismo se cree que sea presidente. Por eso tanto repite «yo soy el presidente del Gobierno», porque no se lo cree y hasta se pellizca para ver que no está soñando. Se presentó sin programa. Bueno, sí, con uno incumplido: convocar elecciones. Pero le cogió gustirrinín al avión oficial y quiere acabar la legislatura, para que le dé tiempo a pagar todas las promesas a sus socios de moción de censura. Aunque, pensado mejor, sí tiene programa, el que le imponen sus amiguetes de la moción de censura. Sánchez gobierna a saltos de cigarrón, sin saber dónde va a caer. Es el programa del «vámonos que nos vamos», a la gaditana. Sus puntos esenciales podrían ser los que siguen:
Vamos a cargarnos la Monarquía Constitucional, ayudados por los enemigos de España y para no defraudar a los que nos trajeron a La Moncloa con sus votos contra Rajoy.
Vamos a cargarnos la economía de libre mercado por sobreexplotar los recursos y la vamos a transformar en una de mercado social de igualdad y reequilibrio de las rentas: robaremos a los ricos para dárselo a los pobres.
Vamos a poner el déficit por las nubes, diga lo que diga Bruselas, y el que venga atrás, que arree.
Vamos a cargarnos el equilibrio y el principio de solidaridad entre las regiones, implantando la plurinacional nación de naciones, diga lo que diga el artículo 2 de la Constitución.
Vamos a cargarnos el Ejército, porque un país serio no necesita soldados ni violencia para defenderse de los peligros interiores ni exteriores.
Vamos a cargarnos «el espíritu de la Transición» y volver la vista atrás para recuperar el terreno perdido y desagraviar los desmanes del fascismo con la Ley de Memoria Histórica que Rajoy no derogó, porque ya no tiene sentido en la España Plurinacional de la nación de naciones que implantaremos.
Vamos a cargarnos las vallas de Ceuta y Melilla para acoger a todo migrante, con el principio de política social por excelencia: «Papeles para todos».
Vamos a cargarnos la libertad de Prensa, que ya nosotros nos ocuparemos de copar y manipular todos los medios de comunicación y todo será como una gran Sexta columna de la propaganda al servicio de la causa.
Vamos a cargarnos la enseñanza concertada, que aunque cueste la mitad que la pública y con mejores resultados, no son de los nuestros y además enseñan a los niños Religión y a pensar.
Vamos a cargarnos la Fiesta Nacional del 12 de octubre, el Pilar, los toros y todo lo que huela a España.
Vamos a cargarnos la Semana Santa, fiesta facha y católica tradicional y arcaica que ocupa los espacios públicos y que atenta contra el laicismo del pueblo, además de ser un menosprecio para otras religiones.
Vamos a cargarnos la Constitución y a abrirla en canal, ya que está vieja y obsoleta, y además que la gente joven no la votó.
Vamos a cargarnos el uso por la Policía de la fuerza, de las porras y de las pelotas de goma y además la Policía deberá avisar por megafonía que van a cargar en las manifestaciones: «¡Manifestante, mira que voy a cargar!» «¡Pues carga cuando quieras!».
Y cuando España quede como un solar, que no la conozca ni la madre que la parió, desde los cimientos de la ruina construiremos un país próspero, envidia del mundo, tomando como ejemplo el chavismo y como norte y guía de la construcción plurinacional la democracia cubana, fuente de socialismo, riqueza, libertad y prosperidad per secula seculorum... «y per los coxones». Y si no fuera un santo, Sanseacabó.