En manos de Podemos, que llegó a marcar territorio y estampar su sello en el borrador de los Presupuestos redactado e impreso en La Moncloa, el Gobierno de Pedro Sánchez ha planteado a la Comisión Europea unas cuentas impregnadas de ideología, lastradas por el posibilismo y cuajadas de trampas, tan evidentes que Bruselas no ha tardado en detectarlas. A la ministra de Economía, Nadia Calviño, le sobra currículo. Ha llegado al Gobierno con un expediente lleno de laureles y con una reputación impecable de buena gestora en la muy exigente administración europea. No solamente sabe cuáles son las reglas que España tiene que cumplir, sino también por qué es necesario hacerlo. Sánchez espera de Calviño una cosa que la titular de Economía sabe, por experiencia propia, que resulta contraproducente, según las reglas comunes de la zona euro. Hasta ahora, la crisis italiana, en la que los partidos demagógicos y nacionalpopulistas en el poder en Roma quieren meter a toda Europa, ha servido para camuflar las importantes lagunas que contiene el proyecto de Presupuestos, pero tarde o temprano será necesario para Calviño afrontar el trabajo -imposible- de contentar al mismo tiempo a los compañeros de viaje del Gobierno (independentistas y todos los sectores antisistema) y a sus antiguos colegas de Bruselas. Entre sus predecesores en gobiernos socialistas hubo un excomisario europeo -Pedro Solbes- que ya sufrió el peso de esa misma dualidad, como él mismo reconoció después de haber abandonado el gabinete de José Luis Rodríguez Zapatero. El problema es que todo el tiempo de silencio y complacencia de Solbes frente a las derivas insensatas del Gobierno del que formaba parte nos ha lastrado durante más de una década, porque aquellos errores agravaron una crisis de la que apenas estamos saliendo. Como hoy revela en una entrevista en ABC, la ministra Calviño puede tener las mejores intenciones, pero no debería perder de vista este ejemplo.
De hecho, la Comisión Europea ya le ha dicho que el Gobierno ha de enviar las verdaderas cuentas que piensa proponer a las Cortes, no un ramillete de ideas difusas, y que de lo que han visto hasta ahora casi todo es superficial y difícil de creer, especialmente el aumento previsto de los ingresos. España necesita seguir reformando su economía, pero en dirección contraria a la que propone Podemos, principal inspirador de estas cuentas públicas. También hay que fortalecer el mercado interior, precisamente lo que no quieren los nacionalistas. Con estos apoyos, los Presupuestos no pueden ser buenos para España. Si, además, Sánchez no logra aprobarlos, debe convocar elecciones sin dilación. También por el bien de España.