Desde el Cerro de la Silla se divisa el panorama... y no es muy alentador, políticamente hablando.
El vacío de poder es el resultado de las múltiples fallas de partidos políticos, instituciones y gobierno.
Los ciudadanos participarán en la repetición de una elección con cargo al presupuesto público, dinero que podría utilizarse en necesidades más urgentes.
¿Podremos confiar en el próximo proceso electoral?
El liderazgo político se enmarca por la creencia del jefe, de acuerdo con el filósofo y sociólogo alemán Max Weber.
Quien llegue a la Alcaldía de Monterrey no tendrá una encomienda fácil, su objetivo será generar credibilidad en su trabajo. De esto dependerá que se respete en todos los niveles el resultado.
En el pueblo está depositada la angustia de quién resolverá temas de mayor prioridad como la inseguridad.
La fuerza que se necesita para dar respuestas está en los políticos, en la convicción de un líder para hacer efectivo un nuevo orden y un proyecto que beneficie a todos.
Actualmente no hay esa figura.
Será hasta el próximo 16 de diciembre cuando se vuelva a las urnas, pero el sentido del voto está devaluado. Los ciudadanos están escépticos ante los fallidos comicios.
Por el momento, los aspirantes se desgarran en ataques estériles, en lugar de presentar propuestas de valor.
Esos políticos serán los que pagarán la factura por haber quebrantado el respeto entre ellos, pero sobre todo hacia nosotros, sus futuros gobernados.
Cabe destacar que el marco histórico de esta votación será bajo la mirada del nuevo gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que puede ser una variable impredecible para el resultado del proceso.
Vivimos tiempos de transición, pero también de reflexión para pensar en el Monterrey que queremos: una ciudad de oportunidades donde los ciudadanos y sus familias puedan gozar de trabajo, seguridad y armonía, bases del desarrollo humano y social.
Y votar es también una forma de empujar los cambios en una sociedad democrática.
MIRIAM COLÍN Y VANESSA AGUILAR
miriam@caminamx.com
