La isla Inaccesible, un volcán extinto de tan solo 14 kilómetros cuadrados de superficie, emerge como un peñasco solitario en mitad del Atlántico Sur. El pedazo de tierra más cercano está situado a unos 45 kilómetros de distancia. Es la también isla de Tristán de Acuña, el lugar habitado más alejado de cualquier otro también habitado del planeta. En este archipiélago perteneciente al Reino Unido todo es extremo. La costa continental más cercana se encuentra a 2.810 kilómetros de distancia, en Sudáfrica.
No resulta extraño que la Inaccesible no tenga población permanente. Sus acantilados de 300 metros son demasiado incómodos para quedarse en ellos y se relatan historias de navegantes que no pudieron desembarcar o avanzar más allá de sus playas, probablemente la razón de su nombre legendario. Sin embargo, hay una criatura que ha encontrado el paraíso terrenal en la roca. Se trata del rasconcillo (Atlantisia rogersi), el ave no voladora más pequeña del mundo. Cómo este pajarillo tan frágil, incapaz de batir las alas, llegó hasta allí es un misterio que ha traído de cabeza a los científicos durante décadas.
El rasconcillo es endémico y solo se puede encontrar en esa isla. Allí no tiene enemigos naturales y corre tranquilamente como un pequeño roedor entre la vegetación. Hace casi cien años, el ornitólogo británico Percy Lowe llegó a la conclusión de que la incapacidad para volar de esta ave era un rasgo muy antiguo, y que colonizó la Inaccesible a pie atravesando extensiones de tierra y continentes que luego desaparecieron en las profundidades del océano. Por eso el nombre de Atlantisia, por la Atlántida. Pero la teoría resultó estar equivocada.
Biólogos de la Universidad de Lund (Suecia) analizaron el ADN del rasconcillo utilizando técnicas modernas de secuenciación. De esta manera, los investigadores pudieron determinar que los parientes vivos más cercanos del ave en la actualidad son el burrito negruzco que habita los pastizales de América del Sur y las gallinetas que se encuentran tanto en América del Sur como en el Norte. Probablemente también tiene un pariente en las Galápagos.
«Parece que estas aves son extremadamente buenas para colonizar nuevas ubicaciones remotas y adaptarse a diferentes entornos. A pesar de las grandes distancias, los entornos pueden ser similares y, a través de la evolución convergente, los parientes lejanos pueden llegar también a parecerse», dice el biólogo Martin Stervander, coautor del estudio.
Desde Sudamérica
«El hecho de que la teoría de Lowe fuera incorrecta no fue una sorpresa. Al usar el ADN, podemos probar que los ancestros del rasconcillo volaron a la Isla Inaccesible desde Sudamérica hace aproximadamente 1,5 millones de años», señala Stervander.
«El ave no ha tenido enemigos naturales en la isla y no ha necesitado volar para escapar de los depredadores. Por lo tanto, su capacidad para volar se ha reducido y, en última instancia, se ha perdido a través de la selección natural y la evolución durante miles de años», explica. No poder volar significa que el pequeño pájaro no desperdicia energía en algo que es innecesario para sobrevivir y propagarse.
«Nuestro descubrimiento se centra en la importancia de continuar evitando que se introduzcan en la isla sus enemigos. Si eso sucede, el ave podría desaparecer», concluye Bengt Hansson, profesor de la Universidad de Lund y uno de los investigadores detrás del estudio.