Sé escribir artículos de opinión, reportajes, ensayos, guiones televisivos y obras de teatro. También sé editar revistas y sitios web y producir proyectos audiovisuales y escénicos. De esas pocas cosas sé. Y de muchas otras no.
No sé calcular estructuras (por eso, para construir una terraza en mi casa llamé a un arquitecto). No conozco los funcionamientos de los motores (cuando un auto se descompone, lo llevo al mecánico). Y, aunque son tareas cercanas a mi trabajo, no sé programar código web ni dirigir cámaras (de ahí que haya colaborado con muchos que sí tienen esos conocimientos). No es a mí, pues, a quien hay que preguntar cómo apuntalar una construcción, cambiar un cárter o erradicar un bug, o cuándo pasar de un close-up a una abierta; tampoco, me temo, dónde debe enclavarse un aeropuerto.
No que piense que la consulta popular no es útil para determinar ciertas acciones públicas: no necesito ser un experto para votar por mis gobernantes como tampoco para pronunciarme sobre temas de derechos humanos; son esos asuntos que me atañen como ciudadano. Hay otros, sin embargo —y es el caso de la ubicación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México—, en que, a fin de arribar a una decisión viable, la voluntad popular debe ser delegada a los representantes, y éstos apoyarse en personas con los conocimientos técnicos necesarios. Pongamos el caso de propuestas concretas del Presidente electo: sería más o menos útil una consulta popular para determinar el destino de la hoy residencia oficial de Los Pinos; el resultado no entrañaría riesgo alguno para nadie. No es el caso, sin embargo, de un aeropuerto, de cuya viabilidad técnica dependen no solo el ingreso de divisas y la libertad de tránsito, sino la seguridad de los ciudadanos.
Pero el Presidente electo quiere que yo, y otros como yo, tomemos esa decisión, para la que no estamos capacitados. Mi consuelo es que quiere hacerlo este octubre, cuando carecerá de facultades constitucionales para realizar una consulta pública. Consuelo magro, pues la decisión seguirá en el aire.
