Regresar a Guadalajara incluyó mañanas completas recorriendo diferentes rumbos de la ciudad para encontrar una vivienda en renta, adecuada a las necesidades de una familia de cinco personas y dos perros.
Norte y sur; oriente y poniente fueron visitadas por mí en muchas ocasiones, y en otras acompañado de mi esposa o algún familiar cercano para ver casas y departamentos variopintos, hasta encontrar una buena opción por el rumbo de Zapopan.
Pero las visitas mostraron no sólo casas, sino que también un peligro comentado por muchos, incluyendo propietarios de las viviendas ofrecidas en renta: el robo a casas habitación.
De entrada la mayoría de los sitios visitados tenían herrería perimetral con picos y ganchos, en algunos casos coronados por rollos de alambre de púas dignos de un campo de batalla en una película de guerra.
No faltaron, por supuesto, innumerables letreros colocados sobre ventanas y portones con la leyenda Vecinos Vigilantes, o su similar de Vecinos en Alerta, todo para indicar que los propietarios o inquilinos mantienen un cierto sistema de vigilancia comunal para evitar robos.
Lo más habitual, algo que existe desde hace muchos años, fueron las rejas de herrería en ventas y puertas exteriores, para desalentar la entrada ilegal de ladrones a los recintos familiares.
En otros casos las casas están dentro de fraccionamientos o cotos prácticamente amurallados y con vigilancia permanente pagada por los vecinos.
En resumen, lo que vive Guadalajara, y seguramente la mayoría de las ciudades de México, es un gran temor por ser víctima de robo a su vivienda, algo que afecta no sólo por las pérdidas materiales, sino que lo es más por la terrible sensación de impotencia ante la criminalidad, y el sentir violada nuestra intimidad.
Hoy nuestro compañero Jorge Martínez muestra en esta edición un trabajo sobre la percepción de inseguridad que se vive en el Área Metropolitana de Guadalajara. La principal preocupación, sobra decirlo, se refiere a los robos a casas habitación.
El temor vecinal, hay que decirlo, no es gratuito. Los robos a vivienda son muchos, aunque por ser comunes han quedado fuera de los titulares de los medios de comunicación, pues “la novedad” resulta ser la serie de asesinatos y fosas comunes que se encuentran cada vez con más frecuencia en la ciudad.
Vienen etapas de cambio en las administraciones estatal y federal. Gobernador y presidente tienen mucho que hacer, pero es importante trabajar en un tema difícil pero necesario de enfrentar: la inseguridad pública. Y los robos a casas habitación están presentes todo el tiempo en la preocupación ciudadana. Ojalá pronto haya resultados.
manuel.baeza@milenio.com