No cesaron ni las llamadas ni los mensajes al presidente de la Comisión de Arbitraje, Arturo Brizio; todos, directivos y periodistas querían saber su punto de vista sobre el trabajo, especialmente, de Roberto García Orozco en el partido Tigres-Toluca (1-2) del sábado en el estadio Universitario, así como de Luis Enrique Santander en el Tijuana-Cruz Azul (1-1) del domingo en el estadio Caliente.
El lunes el caso ya estaba en manos de la Comisión Disciplinaria, que debía resolver si sancionaba a Guido Pizarro por la roja que le sacó Orozco por un codazo a Luis Mendoza, así como a Pablo Aguilar por la expulsión que le impuso Santander.
Tigres y Cruz Azul iniciaron su propio procedimiento para revocar una eventual sanción, apelación le llaman, aunque para los árbitros sea un mecanismo que ha sido mal usado para restarles autoridad sobre jugadas ya juzgadas.
A temprana hora Santander y García Orozco recibieron llamadas de integrantes –previsores- de la Comisión Disciplinaria: ¿Qué pasó? ¿En qué basó su decisión? Bien documentados y con argumentos sólidos, Luis Enrique y Roberto dominaron el momento.
A las 6 de la tarde se confirmaron las solicitudes de apelación, dos horas después la Disciplinaria comunicó su negativa a echar abajo las sanciones. Pizarro y Aguilar no jugarán la Jornada 5. Ganan Orozco y Santander. Ganaron los árbitros.
No han sido pocas las veces en que los silbantes han sido exhibidos en la instancia de las apelaciones para luego ser congelados una o dos fechas. ¿Qué dirán ahora sus ex colegas incrustados en los medios, algunos de ellos artífices de un linchamiento mediático que desde luego no hubieran querido pasa sí en tiempos en el que con el silbato en la boca la ejercían de tiranos?
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