Lunes 11
¡Vamos Majestad!. Rafa Nadal es astro en España, en Francia, en Europa y en el mundo.
–Ese chico es mitad divino y mitad universal.
Lo es. «Francia, gracias a Nadal, ama más a España». Francia es país orgulloso y supremacista, que se dice ahora. Francia sólo baja la cabeza en señal de saludo antes quienes se han sabido ganar su saludo.
–Como Nadal.
Exacto. Ganar once veces, en París, el Roland Garros, es gesta napoleónica y cesarista.
–¡Vamos, Rafa!
Digo yo hoy otra vez: ¡Vamos, Majestad! Sí, sí, Felipe VI. Nadal es la majestad del tenis y la majestad de España. Nadie ha hecho tanto por el reino de España como Nadal.
–Perder con Nadal no es humillante. Jugar contra él, en una final, es siempre un honor– dicen todos los tenistas.
Majestad: si el Toisón de Oro existe para distinguir a los que engrandecen y ennoblecen a España, nadie en el mundo ennoblece y engrandece a España como Nadal. ¿Para cuándo ennoblecer al más grande de los deportistas españoles con el Toisón! ¡Vamos, Majestad!
Martes 12
Diputado. A un diputado de Podemos, Isidro López, no le gusta el tenis de Nadal. Lo considera «soporífero, defensivo, hipermusculado y pasabolas». Vivir, en efecto, es discrepar. El señor López está en su derecho de bostezar con el tenis de Nadal.
Lo curioso es que en el mundo del tenis nadie opina como el diputado de Podemos. Hasta el gran Federer, otro genio, rinde señorialmente pleitesía de admiración a Nadal: «Ganar un torneo once veces es impensable. A los tenistas no nos queda más que hacerle una reverencia».
Me viene de pronto a la memoria lo que dijo Winston Churchill: «Si Hitler invadiese el Infierno, en la Cámara de los Comunes, como poco, le haría una cariñosa referencia al Satanás». También yo le hago una cariñosa referencia al diputado «pasabolas» de Podemos por su disentimiento «tocabolas».
Miércoles 13
¡Qué feos! Feo es lo imperfecto, lo que no está bien hecho. Feo Florentino Pérez, feo Lopetegui y muy feo Rubiales. Los tres. Tres mosqueteros de la fealdad y de la problemática desestabilización anímica de la Selección.
–¡Qué torpes e inoportunos!
¿Por qué no ha esperado FP al final del Mundial? Florentino es como es, él y él: ególatra. También Lopetegui ha pensado primero en él y en su futuro. «¡Jo, entrenador del Madrid!», debió exclamar. Y Rubiales, el peor de los tres por su atolondrada decisión de soberbia e ira: «¡Lo destituyo sin más!». La ira es ese incontrolado sentimiento del que huye hasta la razón.
–¿Qué va a pasar ahora?
He ahí la incógnita. ¿Afectará o no afectara anímicamente a la Selección la colérica destitución de Lopetegui?
Jueves 14
Error. He aquí lo que Clemente, ex futbolista, exentrenador, exseleccionador y experto en fútbol lo que opina de Rubiales. «A nivel de dirección deportiva, Rubiales es un paleto».
–¡El magno Clemente sigue en forma!
¿Paleto? No lo sé. Equivocado, sí.
–Clima de tanatorio.
Ese es el ambiente que hay o había, según Ramos. Le creo. Lopetegui: 14 victorias y 6 empates como seleccionador. ¿Suerte, sabiduría? Ambas. «Hay que pasar página, hay que olvidar», dicen los jugadores. Dicen eso, pero reconocen también que la sustitución de Lopetegui ha sido una decisión desacertada.
España, amén de diferente, a veces surrealista. Rubiales: si a España le va mal, el más señalado, ni lo dude, será usted.
Viernes 15
Vasallos. ¿Quién no es vasallo de sus lealtades e intereses? Pedro Sánchez era tercamente leal a su vanidoso interés de sentarse en la Moncloa. Cómo lo ha logrado, es otra historia. Pero el caso es que lo ha conseguido sin ser diputado, sin pasar por las urnas y sin mayoría en el Congreso.
Griezmann. Vasallo de sus intereses, igualmente. Logrados. ¿Cuáles eran? Más dinero (¿20 ó 23 millones netos?) y no dejar de ser en el Atlético lo que es Messi en el Barça: el número uno.
–Además del dinero –me cuentan–, ha contado, y él lo ha sopesado, lo bien que se lleva con Simeone y que Madrid le encanta a su linda esposa.
Hay otro interés: Griezmann aspira a ganar la Champions, cuya final, el año que viene, se celebrará en el Wanda Metropolitano.
–El Atlético, la próxima temporada, aspira a ser más que el Real Madrid y el Barça.
Este es el objetivo del binomio ejecutivo Cerezo-Gil.