España se ve cada año más afectada por las llamas y la cantidad de hectáreas que se queman afectan cada vez más a espacios naturales de la Península.
La falta de prevención es un problema fundamental. Este factor, junto con el abandono rural y otras dificultades estructurales, ha generado un aumento de incendios forestales altamente peligroso, no solo para la biodiversidad, sino también para la seguridad de la población.
Para que este tema, que preocupa bastante de cara al verano, quede más claro, este digital se ha puesto en contacto con miembros de Greenpeace en España.
De cara a la campaña de incendios de verano que empezó el día 1 de junio, Greenpeace ha elaborado un informe: “Protege el bosque, protege tu casa”.
Entre estas líneas analizan las causas de la nueva ola de incendios de alta intensidad que ha vivido el país todos estos años. Denuncia, además, la falta de prevención, emergencia y autoprotección contra los incendios. Un problema que ha alcanzado la categoría de emergencia social, por lo que será muy difícil desprendernos de ello.
Desde Greenpeace explican que los montes españoles, en los que a menudo se insertan viviendas, son un auténtico polvorín para los incendios forestales. Aseguran que es una situación cada vez más dramática.
Según los datos recogidos en este informe, el 80% de los municipios en zonas de alto riesgo de incendios no cuenta con planes de emergencia.
Greenpeace denuncia que en España no se cumple la normativa relacionada con la planificación de incendios forestales. Solo cinco de las 17 comunidades autónomas tienen planes de prevención de incendios forestales, pero son escasos y no asegura la implementación.
La mayoría de CCAA, doce en concreto, obtienen una valoración deficiente o muy deficiente en su planificación.
Entre ellas destacan Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco y las provincias de León y Zamora, ya que sufren el 51,57% del total anual de los incendios. Aunque ninguna comunidad alcanza el nivel de planificación requerido, las Islas Canarias, Cataluña y Comunidad Valenciana son las que cuentan con planificaciones más avanzadas, pero todavía queda mucho por hacer.
Tal y como explica Greenpeace, la ‘Ley de Montes’ establece que toda CCAA tiene que tener planes preventivos en aquellas áreas declaradas zonas de alto riesgo de incendio. Sin embargo, según los datos del informe, se incumple la normativa de forma casi generalizada en todo el territorio español.
Mónica Parrilla, responsable de la campaña de incendios de Greenpeace, explica que en zonas susceptibles de sufrir terremotos, hay percepción del riesgo. Sin embargo, asegura que en zonas de riesgo de incendio forestal se insertan viviendas sin que la población perciba el peligro y, por tanto, se prepare para prevenir incendios y mitigar sus impactos.
Cada vez hay más episodios de incendios forestales de altísima gravedad con desalojos masivos, pérdidas de bienes, personas fallecidas y miles de hectáreas calcinadas.
En 2017, el 63% de los incendios producidos quedaron en menos de una hectárea afectada. Pero, a pesar de representar menos del 0,,%% en el número total de incendios , 56 grandes incendios forestales fueron responsables de la destrucción de casi el 55% de las hectáreas quemadas.
El modelo actual de gestión de incendios basado en la extinción no resuelve el problema. Se centra en las causas que originan el fuego, pero no es las que lo propagan.
Los contantes cambios demográficos , el abandono rural o la matorralización de cultivos abandonados han modificado el paisaje y, por tanto, la frecuencia e intensidad en los incendios. Estos factor es han configurado un paisaje altamente inflamable que sufre las consecuencias del cambio climático: olas de color, sequía, etc.
En octubre de 2017, Galicia vivió uno de los incendios más trágicos de la historia. Se llevó por delante 49.171 hectáreas, el 53% de ellas masa arbolada y el resto monte raso. Son unas 13.600 hectáreas más que las calculadas de manera provisional por la Consellería de Medio Rural.
Durante la ola de incendios del fin de semana del 14 al 15 de octubre ardieron más de 26.000 hectáreas de monte arbolado y unas 23.000 de raso. Un total de 264 fuegos. Ourense fue la comunidad más afectada.
Además de España, otros países del çambio mediterrráneo como Portugal, Grecia, el Sur de Francia o Italia también los sufren. A pesar de que es un problema de primer orden, no existe una política forestal comunitaria.
Las abundantes lluvias de este año han hecho que, de momento, sea un buen ejercicio en cuanto a incendios forestales. Hasta el 31 de mayo se habían registrado 917 incendios y 1.646 conatos (de menos de una héctarea) que afectaron a 8.643 hectáreas de superficie. Es una superficie mucho menor de la que se había quemado el pasado año en esas mismas fechas, cuando eran 28.357 las hectáreas dañadas.
Desde Greenpeace aseguran que con tantas lluvias “se reduce la preocupación". Pero alertan que en cuanto venga una ola de calor y se seque la vegetación tendremos ·un polvorín".
Este es el mapa de las previsiones de AEMET en cuanto a incendios forestales a fecha de hoy. Galicia, un año más, será la comunidad más perjudicada por las llamas: