“Hoy es un día de emoción, de inseguridades y vértigos, y de mucha responsabilidad. Quiero estar en este cargo con humildad, ilusión y compromiso con la cultura y el deporte”. Con estas palabras relevó ayer Maxim Huerta a Íñigo Méndez de Vigo. El nuevo Ministro de Cultura y Deportes afirmó que habría continuidad con respecto a los proyectos ya avanzados por su antecesor y añadió: “Gracias a todos los que trabajáis aquí. Pienso contar con ustedes”.
Igualmente, Huerta hizo hincapié en su intención de que “este ministerio se recupere, de que la cultura esté de nuevo en el mapa del Gobierno” y calificó de “fundamental” que los amantes del deporte y la cultura tuvieran fácil acceso a ambas. “La cultura nos representa. Todos somos consecuencia del partido en el que aplaudimos y del cuadro que nos impresionó en un museo y que recordaremos siempre”, afirmó el también escritor, cuya más reciente novela, “Firmamento”, ha sido un éxito de ventas.
“La cultura no puede ser de bandos, sino orgullo de todos”, aseguró Huerta en el abarrotado salón del ministerio, en el que lo esperaban esta mañana decenas de periodistas y al menos unas cien personas más. Al mismo tiempo, a las puertas del edificio, se encontraba congregado un grupo de trabajadores del Teatro de la Zarzuela que protestaba en contra del Real Decreto que fusiona Zarzuela con el Teatro Real. Ese será, justamente, uno de los retos del nuevo ministro, ya que los detractores de la fusión ya han dejado claro que exigirán al nuevo Gobierno que el decreto se anule.
Con respecto a las informaciones que ayer recordaban su aversión al deporte, Huerta explicó que el hecho de que no lo practique no significa que lo apoye, de hecho, calificó a los atletas de héroes y aseguró que “voy a apoyar los deportes minoritarios, tanto femeninos y masculinos”. También comentó que “he querido que mi primer acto fuera despedir a la selección de fútbol, a los que pasean la marca España por el mundo, y les he transmitido mi apoyo, no como deportista, como ministro”.
Acompañado de su madre, quien durante el discurso de Huerta se veía muy emocionada, el ministro agradeció “la oportunidad de devolver a mi país lo mucho que ha contribuido en hacerme quien soy. La cultura nos hace libre y, sobre todo, más felices. Así quiero que sea”. Y, finalmente, citó a André Malraux (primer ministro de Cultura de Francia, nombrado en 1959 cuando se creó dicho ministerio), “quien decía que había que permitir a los ciudadanos cultivar su capacidad de inventar”.