El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, enjuició este jueves que, con los nombramientos de un Gobierno con "gente que le gusta al PP y Ciudadanos" y "ninguna persona cercana a nosotros", el presidente, Pedro Sánchez ha hecho "una declaración de principios" y "ha tardado 24 horas en olvidarse de quién le ha hecho presidente del Gobierno".
Así se pronunció en una entrevista en TVE en la que no obstante anunció que Podemos concederá al nuevo Ejecutivo el correspondiente plazo de "cortesía" y que juzgará a los nuevos ministros "por lo que hagan y no por lo que hayan hecho", en referencia a sus alabados currículos.
Sin embargo, Iglesias se refirió ya hoy al nuevo titular de Interior, el magistrado Fernando Grande-Marlaska, afirmando que no sabe "quién ha convencido a Pedro Sánchez de que nombre a un ministro del PP", de la "órbita de (el presidente del CGPJ, Carlos Lesmes)", que condenó el 15-M y que no le parece "el más adecuado para limpiar las instituciones de corruptos".
Sobre el nuevo ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Josep Borrell, señaló que "a ningún progresista le gusta la imagen de Borrell abrazado a Xabier García Albiol", pero le reconoció una "formación intelectual notable" y recordó que su cartera no le llevará a negociar con la Generalitat. Para este papel, admitió, la nueva ministra de Política Territorial, Meritxell Batet, tiene "un perfil más amable".
Por el contrario, dijo que le parece "magnífico" que sea un gabinete en el que las mujeres sean mayoría, pero remarcó que esto "hay que normalizarlo" y "es la última vez que tiene que ser noticia". Eso sí, reconoció que es "una victoria del movimiento feminista", que considera que "está a la vanguardia de los avances" en la sociedad, la cual "avanza al son de la música que toque el feminismo".
Iglesias, que dijo que no ha hablado con Sánchez desde su investidura, insistió en que "no es una buena noticia" que Sánchez tenga un Gobierno "débil" por contar sólo con el apoyo de 84 diputados, los del PSOE, en vez de dar entrada a Podemos en el gabinete, cuando "los españoles no votaron para que hubiera un gobierno monocolor". Con un escueto "no" zanjó definitivamente la cuestión de si Podemos aceptaría puestos secundarios u otros cargos institucionales no gubernamentales.
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