Hinds regresa a casa para presentar hoy su esperado segundo disco en la sala Joy Eslava de Madrid, «I don’t run», tras una nueva gira triunfal por Europa y Estados Unidos. Lo hacen arrastrando todavía el peso de su leyenda, que les dio a conocer antes incluso de publicar su debut discográfico hace dos años. «Sabemos que en España somos un fenómeno más que otra cosa», lamenta la cantante y guitarrista Ana Perrote, que llega a la entrevista, junto a la bajista Ade Martín, con el jet lag encima.
El cuarteto madrileño –que completan Carlotta Cosials y Amber Grimbergen– protagonizó un ascenso hacia el éxito sin parangón en la historia del pop español. Todo comenzó en 2014, cuando escucharon a Howe Gelb poniéndolas por las nubes en la sala Moby Dick de Madrid. Solo habían dado dos conciertos y ni siquiera tenían una maqueta, hasta que esa noche regresaron a casa y subieron sus dos primeros temas a Bandcamp. En ese momento, todo se aceleró.
Su cuarto concierto fue en Londres con todas las entradas vendidas. El quinto, lo mismo en Berlín. Y el número 20, teloneando a The Libertines en un estadio de París. Seguían sin disco en el mercado, pero recibían elogios de publicaciones como «NME» y «The Guardian», y de bandas como The Black Keys o Primal Scream. Y antes de sacar su primer álbum, «Leave Me Alone», abarrotaron salas en Tokio, Singapur, Londres, Nueva York, Sidney o Los Ángeles, además de ser invitadas a festivales como Glastonbury o Reading, y programas como el de Stephen Colbert. «Es cierto que hay otros grupos españoles dirigidos al público de aquí y de Latinoamérica que son mucho más grandes. Vetusta Morla, por ejemplo, llena salas mucho más grandes que nosotras en México, pero la carrera internacional que tenemos nosotras no la ha tenido nadie en España, ni de chicas ni de chicos», asegura Perrote.
Es una nube de la que no parece que quieran bajarse. Su reciente gira por Estados Unidos ha sido, dicen, la mejor de su vida. «En más de la mitad de los conciertos, algunos en salas muy grandes, hemos vendido todas las entradas. Fue algo muy loco, porque muchos días el público se sabía todas las canciones del último disco, a pesar de que salió hace dos meses», cuenta Martín, que se alegra de ser un grupo más al otro lado del charco y «no la banda de chicas españolas que ha triunfado por el mundo». Sin embargo, parece difícil que se vayan a quitar esa losa. En lo que queda de año, han decidido marcharse otras cinco semanas más a Estados Unidos, tres a Europa, luego a Sudamérica y Japón y (sólo) dos días en España.