Cuando le preguntas si, con su partido en La Moncloa, le va a dar un cheque en blanco a Pedro Sánchez y si tiene el alma dividida en dos por su condición de sindicalista y militante del PSOE desde hace más de 40 años, reacciona rápido, sin darse un respiro: "UGT no da cheques en blanco a ningún Gobierno" y añade, sin más, que pedirán la derogación de la reforma laboral tanto del PSOE como la del PP. Así, a Josep María Álvarez (Belmonte de Miranda, Asturias, 1956) todos en su entorno le llaman Pepe, haciendo honor a su fama de hombre campechano y sencillo, que tiene un discurso de sindicalista en estado puro, sin ninguna concesión a la galería. Es la cara y la voz de la UGT, el hombre que lidera uno de los dos sindicatos más importantes de España. La entrevista se celebra poco después de que Pedro Sánchez prometiera su cargo ante el Rey, con la condición de actualizarla telefónicamente cuando hubiera Gobierno. Dice que asumir los Presupuestos del PP ha sido un ejercicio de pragmatismo político del presidente, pero tiene que hacer gestos que dejen clara la nueva forma de hacer política.