Los dos favoritos para protagonizar la próxima Final de la NBA están al borde de la eliminación. Los Golden State Warriors cayeron en el quinto partido ante los Rockets de Houston (98-94) y se encuentran en la misma situación que los Cavaliers de LeBron James. Warriors y Cavs pierden sus series por 3-2, están obligados a ganar el sexto partido en su pista y si quieren reeditar la final de la pasada temporada deberán resolver ambas eliminatorias lejos de su pabellón.
Los Rockets han logrado en el cuarto y quinto encuentros de la final del Oeste lo que nadie había conseguido en las últimas temporadas: convertir a los de la Bahía de San Francisco en un equipo vulgar. Los Warriors han promediado 93 puntos por partido en las dos derrotas: 92-95 y 98-94. La baja de uno de los miembros del denominado «Quinteto de la Muerte», Iguodala, se ha convertido en decisiva para los defensores del título. Y eso que los Rockets estuvieron lejos de ser lo que han sido en los últimos meses: el mejor ataque del mundo. Pese al 0/11 en triples de su estrella, James Harden, y sus seis pérdidas, los texanos y su defensa desquiciaron a Curry y compañía.
La otra clave fue la aparición del escolta reserva de los Rockets Eric Gordon. El que fuera nombrado Mejor Sexto Hombre de la Liga la pasada temporada anotó 24 puntos y convirtió dos tiros libres definitivos a falta de menos de tres segundos. Lo peor para los Rockets pasó pocos segundos antes. Chris Paul sufrió una lesión muscular en el isquiotibial de la pierna derecha con lo que será baja en el sexto partido y es duda para el séptimo. El base, que promedia 20 puntos en la final del Oeste, está siendo un factor desequilibrante en un equipo que podría regresar 21 años después a una final. La franquicia texana cuenta con dos anillos de campeones de las temporadas 1993/94 y 1994/95.