Viene a cuento de uno de los filmes a concurso, «made in Uruguay» y titulado «Ojos de madera», realizado en coproducción con Argentina y Venezuela por Roberto Suárez y Germán Tejeira hace más de nueve años a juzgar por el crecimiento del niño protagonista. Una historia que pretende ser de un lado mágica, a lo Fellini, y, por otro, un realismo un poco duro, puesto que el hermanito que va a venirle al niño es de diferente papá, quien pasa tranquilamente a estar con mamá mientras su marido mira para otro lado. Además, la lectura al niño del «Pinocho» lleva a un absurdo final. Lo peor, en cualquier caso, es que recurre al falso blanco y negro, al haberle quitado el color a la cámara digital. Hecho por el que le resultará difícil, por no decir imposible, lograr estrenarla en cine o televisión.
La otra cinta, «El mundo es suyo» –dirigida, escrita e interpretada por Alfonso Sánchez–, es una comedia con una cierta carga crítica, con tópicos andaluces, añadiendo las componendas y gracias a ilustres apellidos. Consigue que sonriamos e incluso riamos en algún momento. El problema es que me recordó demasiado una película italiana, en blanco y negro auténtico, con Aldo Fabrizi, y un enredo por un traje de comunión como sucede en este largometraje.
