¿Hasta cuánto pueden subir los alquileres en Barcelona? ¿Cuántas familias pueden pagar los 903,7 euros de media que hoy se piden por un piso de alquiler? ¿Y cuántas familias se han visto empujadas a exiliarse de su barrio o de su ciudad porque el precio de la vivienda en Barcelona ha subido tanto que no pueden pagar un piso? La respuesta a esta última pregunta es el 27%. Y sale del primer informe anual del Observatorio Metropolitano de la Vivienda de Barcelona (OHB), una herramienta que el Ayuntamiento, el Área Metropolitana, la Diputación y la Generalitat crearon hace menos de un año para guiarles a diseñar políticas públicas con las que afrontar el problema de la vivienda. La radiografía del estado de la vivienda en Barcelona y su área metropolitana es dramática. El trabajo del OHB, que preside Carme Trilla, que analiza desde cómo se comporta el mercado a qué dificultades afrontan las familias para asegurarse un techo confirma las sospechas de que el mercado de la vivienda en Barcelona es esquizofrénico y está expulsando a los vecinos de la ciudad.
Preocupa, y mucho, que el 42,7% de los ciudadanos de Barcelona y el 42,6% del área metropolitana de Barcelona dedican más del 40 % de sus ingresos a pagar un alquiler. «Es la tasa más elevada de la Unión Europea, donde la media es del 27,9%, casi la mitad», avisó ayer Trilla, en la presentación de su informe. En números redondos, esta situación afecta a 300.000 personas, aunque el dato es de 2016 y los expertos temen que la situación puede haber empeorado, pues los precios no dejan de subir –desde 2014, los alquileres han subido un 8,8% cada año–. El sobreesfuerzo que hacen cada mes para pagar el alquiler lleva a estas familias a vivir en una situación de riesgo a perder su vivienda.
Actualmente, el esfuerzo para pagar un alquiler o una hipoteca es casi el mismo. En 2016, el gasto mensual dedicado a pagar un alquiler era de 824 euros al mes, un 20% más que cinco años atrás, mientras que las familias con hipoteca destinaban 818 euros al mes de media, un 6% más que en 2011.
Escalada de precios
Los precios han subido una barbaridad. Aunque las cifras no llegan aún a los años de la burbuja inmobiliaria, «son números fuera de lo soportable para muchas familias», advirtió Trilla. En los últimos tres años, desde 2014, el precio medio de la obra nueva ha crecido un 19,7%. En el caso de la vivienda de segunda mano, el incremento es del 43,1%, un piso de estas características cuesta cada año un 12,7% más. Mientras que el alquiler acumula desde 2014 una subida del 28,7%. Esto se traduce en que el metro cuadrado de una vivienda de obra nueva va a 3.974 euros y de una vivienda de segunda mano, a 3.891 euros.
La pregunta es si hay un techo del mercado de alquiler. Trilla cree que sí porque llegará el momento en que las familias no podrán pagar lo que piden los arrendatarios. Y ese momento no está lejos. Según un análisis de los portales de alquiler, la demanda media es de 700-800 euros y la oferta está en 1.300 euros de media. «La demanda no se corresponde con la oferta», certificó Trilla que invitió a los propietarios a acomodarse a la demanda porque estos precios incitan al realquiler o a compartir vivienda y «esta no es la solución».
Como consecuencia de esta escalada de precios, ha bajado la emancipación de los jóvnes, se han disparado los desahucios, sobre todo de familias que viven en régimen de alquiler y aumenta el fenómeno de la gentrificación y multihogar.
Además, en diez años, se ha duplicado el número de hogares que tiene pagos de hipoteca pendientes –del 11,9% al 22,5% en Barcelona– y bajan diez puntos el número de familias que tienen la vivienda totalmente pagada –del 47% al 37% en Barcelona–.
Hace una semana el Sindicato de Inquilinos denunciaba que diez empresas controlan casi 10.000 pisos de alquiler en Barcelona. Y el informe señala que un 13,6% de los propietarios son personas jurídicas, frente a un 81% de personas físicas locales y un 2,5% de extranjeras. Desde 2000, los extranjeros con poder adquisitivo (de la OCDE) que vienen a vivir a Barcelona, del 1,7 al 5,4%.