El satélite Paz ha sido lanzado con éxito este jueves desde la base militar de Vandenberg (California) por la empresa americana Space X. Se trata de un hito que permitirá a España contar por primera vez de forma autónoma con un sistema radar capaz de obtener hasta cien imágenes diarias de la superficie terrestre, con una resolución de hasta un metro.
El satélite está ya en el espacio después de haber superado numerosos baches en el camino que han provocado varios retrasos en su lanzamiento. Los últimos --hasta seis durante las últimas tres semanas-- han sido debidos a ajustes técnicos entre el aparato y el lanzador o cuestiones meteorológicas.
Sin embargo, el mayor obstáculo que el satélite ha tenido que superar para llegar hasta aquí fue el que provocó la guerra de Ucrania, que derivó en la rescisión del contrato suscrito con una empresa rusa y obligó a buscar a contrarreloj un nuevo lanzador.
Paz ha sido puesto en órbita a a las 15.17 horas de este miércoles (hora española) y su lanzamiento ha sido seguido por la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, desde las instalaciones del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), en Torrejón de Ardoz (Madrid).
Tan sólo once minutos después se ha producido uno de los momentos considerados críticos cuando se ha separado del Falcon 9 que lo ha propulsado. Una vez alcanzada su órbita, dará vueltas a la Tierra a 514 kilómetros de altura y una velocidad de 27.000 kilómetros por hora.
España se convertirá, tras Italia y Alemania, en el tercer país europeo en disponer de esta tecnología.
Y es que Paz está dotado de un radar de apertura sintética (SAR, por sus siglas en inglés), capaz de tomar más de 100 fotografías diarias de la superficie terrestre con una resolución de hasta un metro. Al día, dará 15 vueltas al planeta a 514 kilómetros de altura y en una jornada cubrirá todo el globo terráqueo. ¿Qué significa eso? No sólo que se podrán obtener imágenes de un punto concreto de la Tierra en menos de 24 horas, sino que la calidad de éstas permitirá ver hasta el modelo de un coche en la carretera, algo clave para las operaciones militares.
Pero no sólo servirá a las Fuerzas Armadas, pues este satélite está pensado también para uso civil y entre sus aplicaciones se incluyen el control de fronteras, la evaluación de catástrofes, la vigilancia marítima, la cartografía o la gestión de las superficies cultivadas. Son sólo algunas de las tareas que realizará durante sus entre cinco y siete años de vida útil.
Una vez en órbita y tras unos meses de estabilización, el Paz estará plenamente operativo. El satélite se controlará en tierra desde el Centro del Instituto Nacional de Técnicas Aeroespaciales (INTA) de Madrid, el cual estará apoyado por un centro de «respaldo» en Maspalomas (Gran Canaria), por si fuese necesario mantenerlo en caso de fallo del centro principal. Mientras, el Centro de Sistemas Aeroespaciales de Observación de la madrileña base de Torrejón será el encargado de archivar y explotar las imágenes solicitadas por los usuarios de Defensa. Permitirá, según explicó el director general de Armamento y Material, teniente general Juan M. García Montaño, «mayor libertad de acción y cierto grado de autonomía estratégica» en las operaciones militares.
Y todo, en un satélite de cinco metros de longitud, 2,4 de diámetro y 1.400 kilos que ha costado 160 millones de euros y al que ya hay quien ha bautizado como «el murciélago», por su capacidad para tomar imágenes diurnas y nocturnas con la misma calidad y nitidez.
Pero el camino hasta llegar al lanzamiento no ha sido fácil y ha estado plagado de retrasos desde que en 2007 el Ministerio de Defensa encargó a Hisdesat el reto de dotar a nuestro país de una total autonomía en la observación del planeta. De hecho, el satélite tenía que haberse puesto en órbita en 2012 desde el sur de Rusia, pero los conflictos políticos hicieron que en 2016 se cancelara definitivamente el lanzamiento y comenzase la búsqueda de otras opciones. Finalmente, el pasado año se llegó a un acuerdo con Space X, la empresa de Elon Musk famosa por sus cohetes reutilizables. Aunque también ha habido retrasos en los últimos meses, pues la primera fecha prevista para su despegue era el 30 de enero. Varios problemas técnicos la aplazaron hasta el pasado día 10 y volvió a retrasarse hasta hoy.