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Siete años y medio después de que Sonia Iglesias desapareciese sin dejar rastro, la investigación ha logrado armar una acusación lo suficientemente sólida como para imputar por homicidio a la pareja sentimental de la pontevedresa, Julio Araújo. Padre del único hijo de la treinteañera y una década mayor que ella, Araújo ya fue investigado en su día por detención ilegal, pero la falta de pruebas obligó a la juez encargada del caso a archivar la causa en 2015. Dos años después, las pesquisas de los agentes de la Policía Nacional han logrado reactivar un caso que siempre ha permanecido en la memoria colectiva de los pontevedreses y que desde el primer momento apuntó a Araújo por las lagunas detectadas en su relato de los hechos.
La versión del compañero sentimental de Sonia, eterno sospechoso desde ese 18 de agosto de 2010, defiende que ella se bajó del coche para hacer un recado y enfilar directamente hacia su trabajo en un Massimo Dutti. Sin embargo, Sonia nunca llegó a la tienda y su rastro se desvanece a la salida de una zapatería. Aquel mismo día, la cartera de la desaparecida fue hallada en el poblado marginal de O Vao, pero ni una sola pista de la dirección que Sonia pudo tomar ni de cómo sus cosas habían llegado allí.
Durante los últimos años, Araújo ha sido interrogado en varias ocasiones por la Policía. La última, ayer mismo y solo veinticuatro horas después de que un equipo de la Policía Científica se desplazase desde Madrid para rastrear en profundidad una vivienda propiedad de la familia y en la que él y Sonia convivieron durante un tiempo. Este cara a cara con el instructor duró apenas una hora, pero de la boca de Araújo no salió nada más que un «no voy a declarar». Consultado sobre esta encuentro, el abogado del compañero sentimental de Sonia confesó no poder indicar las novedades que se han producido para que pasase de imputársele detención ilegal a homicidio. La defensa de Araújo también manifestó que su representado «siempre ha respondido con serenidad y seguridad absoluta respecto a que no tuvo ninguna intervención en estos hechos».
En los registros que desencadenaron esta imputación, los agentes insistieron ayer en una alcantarilla que conecta con una capilla cercana en la que también mostraron especial atención.
Otra de las incógnitas tras la reactivación de la investigación la protagoniza David, el hermano de Julio. Por primera vez desde que se perdió la pista de Sonia, su cuñado ha sido salpicado por un caso sumamente complejo pero que podría estar encarando su recta final. A propósito de este inesperado acelerón, la abogada de la familia Iglesias indicó ayer a este diario que el entorno de Sonia está viviendo las últimas novedades con mucho «desasosiego y nerviosismo».