Liderados por los camioneros, un centenar de sindicatos y organizaciones sociales realizaron una gigantesca manifestación el miércoles en Buenos Aires contra el gobierno de Mauricio Macri, a quien acusan de querer cargar sobre los trabajadores el ajuste económico.
Enormes filas de manifestantes con las banderas de sus agrupaciones gremiales se desplazaron por calles y autopistas hasta confluir frente al palco en la céntrica avenida 9 de Julio. Los organizadores estimaron la concurrencia en 400.000 personas, mientras que el gobierno de la ciudad de Buenos Aires calculó 140.000.
En plena temporada de negociación de salarios para 2018, la demostración de fuerza convocada por el más poderoso e influyente de los sindicalistas argentinos, Hugo Moyano, intentó frenar las medidas de corte liberal de Macri.
"El gobierno menosprecia a los trabajadores, está hipotecando el país con la deuda (pública)", declaró Moyano, líder de los camioneros y de un nuevo frente opositor que incluye a la expresidenta Cristina Kirchner.
La concentración nucleó a sindicatos combativos, a kirchneristas (peronistas de izquierda), a izquierdistas y a la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, que incluye a pobres y desocupados, entidad cuyos líderes tienen como referente al papa Francisco.
Gremios importantes de tono conciliador con el gobierno no participaron.
Argentina registró una inflación de 24,8% en 2017, según cifras oficiales, y aunque la meta este año se fijó en 15% las consultoras privadas esperan otro tanto para 2018.
Macri intenta controlar el costo de vida con una menor recomposición de los salarios, medida que los sindicatos rechazan de plano. El Gobierno sostiene que aspira a sanear la economía argentina, sincerarla con el mercado y devolver al país el grado inversor tras las políticas populistas del kirchnerismo.
La reacción de Macri el miércoles fue lanzar una crítica sin dar nombres ni mencionar la marcha. "Queremos soluciones sin aprietes, sin extorsiones, sin comportamientos mafiosos", dijo en un acto protocolar en Entre Ríos (centro del país).
"No somos antidemocráticos ni desestabilizadores, venimos a decir que no sigan aplicando políticas que hambrean a la gente hoy e hipotecan el futuro", le respondió Moyano.
El sindicalista fue aliado del kirchnerismo, pero se distanció durante el segundo periodo de Cristina Kirchner (2011-2015) y comenzó acercamientos con Macri.
El romance con el actual mandatario se rompió cuando dirigentes macristas lo acusaron en la justicia para que se investiguen sus bienes.
Incluso lo involucran con presuntas maniobras turbias con el popular club de fútbol Independiente, último campeón de la Copa Sudamericana y del cual es presidente.
"No tengo miedo de ir preso, si la justicia lo decide. No estoy implicado en ningún caso de corrupción. No tengo plata fuera del país", se defendió Moyano en su discurso este miércoles.
"La marcha no es en defensa de Moyano sino en contra del gobierno", zanjó Emilio Pérsico, del Movimiento Evita Perón, de pobres y desocupados.
El gobierno recomienda a empresas negociar con los sindicatos un tope de recomposición salarial de 15%. Pero el índice de precios subió 1,8% en enero. Las consultoras lo proyectan cerca del 6% en el primer trimestre.
Tras los discursos no hubo incidentes. El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, había reclamado "una movilización madura, en paz". Los organizadores montaron vallas y métodos propios de seguridad para evitar la acción de provocadores y grupos ultras.
En diciembre pasado dos manifestaciones contra una reforma que recortó el alza de jubilaciones y subsidios a la pobreza terminaron en choques con la policía.
Esa reforma fue impulsada por Macri para bajar el agudo déficit fiscal de 3,9% del PIB. La represión dejó decenas de heridos y detenidos.
A la marcha y el mitin de este miércoles se plegaron organizaciones de maestros, médicos e investigadores científicos. Denuncian despidos en hospitales, reducción de recursos para las escuelas y el desmantelamiento del Polo Científico creado por el kirchnerismo.
El freno al aumento de salarios y jubilaciones han provocado una caída en la imagen de Macri, según los institutos de sondeo.
"En el conurbano (cinturón de la capital) y en la provincia de Buenos Aires (la más poblada), cerca del 55% de la población desaprueba la gestión de Macri", dijo a radio 10 el sociólogo y encuestador Sebastián Senlle, de la consultora Analogías.
Consultoras como Rouvier, Aresco y M&F han medido sensibles bajas en la imagen de Macri, aunque se mantiene por arriba del 40%.