First dates
First Dates, con Carlos Sobera al frente, sigue empeñándose en su tarea de erradicar la soltería en España. Tarea difícil la suya, pero no es esa razón paa claudicar. Por el plató de Cuatro han pasado los personajes más excéntricos que uno pueda imaginarse, y no pocos de ellos se han ido del programa acompañados. Ninguna misión es imposible.
La noche del miércoles vino bien cargada en First Dates. El programa no deja de buscar formas de innovar y de darle chispa a un formato que, de otro modo, acabaría siendo volviéndose monótono. Por primera vez en la historia del programa, el equipo de Carlos Sobera puso como testigo de una cita a los hijos del interesado, una sorpresa que no le hizo mucha gracia a Eva, una valenciana de 43 años que se pensaba que estaba en una cita realmente a ciegas.
La cita fue agradable y estuvo cargada de momentos emotivos. Eva quiso darle una segunda oportunidad a su pareja, pero el padre de los dos hijos que estaban en programa no vio su futuro junto a la valenciana, y por eso prefirió no volver a verse con la aspirante, que ya se había mostrado interesada en su pareja. Su cara cuando fue rechazada era digna de ver, pues no acababa de creerse que su pareja la hubiese rechazado.
Poco después llegó Miguel, un valenciano de 38 años que se dedica a conducir autobuses, pero anda planeando en convertirse en el alcalde de su pueblo por el Partido Popular. Su pasión por la política no conoce límites, y lo primero que quiso saber nada más sentarse fue la ideología política de su pareja. Como queriendo darse importancia, el pepero anunció que iba a presentarse como alcalde, algo que pareció gustarle bastante a Esther, que acabó seducida por los encantos del político. Finalmente, el aspirante a alcalde se marchó emparejado, al menos con la promesa de la segunda oportunidad que le concedió Esther, también valenciana y de 34 años. «Veremos que pasa en la segunda cita», fue la frase , no muy alentadora, que le regaló Esther antes de despedirse.
