«Esto es solo el germen del importante aterrizaje de la Comunitat Valenciana en Madrid». Así lo aseguró ayer el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, durante la inauguración de la Oficina de la Comunitat Valenciana en la capital del país, un espacio que se reabre en el edificio que el Gobierno valenciano posee en la calle Españoleto de Madrid y que compartirá con la Fundación empresarial Conexus, presidida por Manuel Broseta.
A juicio del jefe del Consell, en Madrid «no se nos conoce como queremos», algo fundamental a la hora de participar en debates como el que estos días se está desarrollando con el Gobierno central sobre el cambio de modelo de financiación autonómica y la asunción o no de la deuda de las comunidades por parte del Ejecutivo.
Puig aprovechó la ocasión, en el centro neurálgico del país y rodeado de empresarios y diputados socialistas, para reivindicar que la llamada deuda valenciana lo es «de la Hacienda estatal en su conjunto», al menos aquella que se debe a la infrafinanciación que la región viene sufriendo.
Un problema que se suma, dijo, a la falta de inversiones estatales. «En el año 1995 la Generalitat valenciana invirtió cerca de 600 millones. En la actualidad, no se llega a esta cifra ni siquiera sumando las inversiones del Estado, la Generalitat y las Corporaciones Locales».
«No vamos a permitir que nos den lecciones aquellos que han estado recibiendo más financiación que la Comunitat durante todos estos años», indicó el presidente en clara alusión a otras autonomías como Galicia o Andalucía, que han criticado durante los últimos días que ciertas regiones reclamen la asunción de la deuda autonómica por parte del Estado.
«Y tampoco vamos a ser sumisos, cumpliremos la ley, pero tenemos que velar por que se puedan financiar los servicios públicos», reiteró el presidente, apostando en todo momento por «la vía del diálogo».
Pequeña plataforma
Tanto Puig como el presidente de la Fundación Conexus insistieron en que esto es solo el principio, una «pequeña plataforma» que servirá para poner en marcha un «proceso de transición que será lento, pero hay que empezar a intensificar la presencia de la Comunitat en Madrid».
El edificio, que llevaba cerrado seis años, será compartido entre la Generalitat y la Fundación. Dos despachos para esta última, uno para la representación institucional, y el resto del espacio compartido. Se trata de que cualquier empresa organización de cualquier tipo que desee darse a conocer o realizar algún tipo de presentación en Madrid, puedan hacerlo en este espacio.
La Oficina valenciana carecerá de momento de personal, y será la Fundación la que se encargue de los gastos de mantenimiento. «Somos conscientes de que la situación es difícil, por lo que debemos ser austeros», explicó Puig, quien indicó que, por ello, incluso los muebles han sido trasladados desde otras oficinas públicas.
