La Guardia Civil persigue desde hace tiempo el tráfico ilegal de angulas (alevín de la anguila) a los mercados asiáticos, donde esta especie es más que un manjar, un lucrativo negocio con márgenes de beneficio superiores al tráfico de armas y en línea con los del tráfico de cocaína, según los datos del Centro Europeo de Delitos Organizados (Europol).
Este operativo, que tiene su principal incidencia entre los meses de noviembre y abril -época en la que la especie, en su fase de angula, hace su entrada en los ríos españoles procedente del mar de los Sargazos, donde las anguilas se reproducen-, ha dado sus frutos esta semana con dos actuaciones que han permitido intervenir 310 kilos de angula europea (Anguilla anguilla) en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas.
Agentes de la Unidad Fiscal y Aeroportuaria de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid y funcionarios de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria, en el marco de la Operación Pleamar, han intervenido estos 310 kilos de angulas que estaban dispuestas para ser exportadas al continente asiático.
La primera actuación tenía lugar en la terminal de carga de dicho aeropuerto, cuando los agentes descubrieron, entre un cargamento declarado como percebes con destino a Vietnam, varias cajas de poliespam blanco perfectamente acondicionadas con agua y botellas con hielo para que la especie llegara viva al destino final que resultaron contener 250 kilogramos de angula, procediendo a su intervención. Dos días después los agentes localizaban, en un vuelo con destino a Hong Kong, cuatro maletas que portaban en su interior 20 bolsas de grandes dimensiones perfectamente acondicionadas que contenían otros 60 kilogramos de esta especie, que también fueron intervenidos.
Y es que si la angula europea ya era considerada un manjar, el hecho de que en 2010 quedara prohibido el comercio fuera de las fronteras de la UE, ha hecho de ellas un codiciado producto también en los mercados asiáticos. Allí tienen a la anguila japonesa, pero cuando acaba su ciclo de pesca recurren a los alevines de anguila europea que engordan en piscifactorías de China. Nadie ha logrado criar las anguilas en cautividad.
En Europa, sobre todo en España y Francia, se consumen las anguilas cuando son alevines (angulas), pero no ocurre lo mismo en Asia, donde las comen cuando ya son ejemplares adultos. Por tanto, las angulas que se pescan en España luego se engordan en China para adaptarse al gusto de esos mercados. Y es aquí donde se producen los ingentes beneficios de este lucrativo negocio.
Según datos del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, cada kilo de angulas puede tener unos 3.000 ejemplares y el kilo se paga de media a unos 1.500 euros, aunque a veces se llega a pagar hasta 2.300 euros/kg. Contando al alza que se les puedan morir en el trayecto 500, pues las angulas se estresan mucho y hay que tratarlas con mimo, les quedan unos 2.500 ejemplares en un kilo. Las engordan y cuando pesan unos 600 gramos les cortan la cabeza y las evisceran, quedándose en unos 500 gramos cada ejemplar. Con 2.500 ejemplares de medio kilo cada uno, tenemos ya 1.250 kilos de anguilas. Así que los márgenes de beneficio son enormes, multiplican por 60 veces la inversión que hacen, según cifras de Europol.
Con la finalidad de prolongar la vida de esta especie, la cual está en grave peligro de extinción, el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil contactó con la Diputación Foral de Guipúzcoa, quien se ha hecho cargo de las angulas depositándolas en los ríos guipuzcoanos Oiartzun y Oria, tras el correspondiente control y pesaje.
En este proceso también ha participado la Autoridad CITES (Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre) de España, como responsable de la aplicación del Convenio. La angula europea se encuentra actualmente incluida en el Apéndice II de la Convención CITES, habiendo fijado la Unión Europea una «cota cero» para la importación o exportación de esta especie.
El año pasado, la Guardia Civil participó en la llamada operación Abaia, coordinada por Europol y en la que participaron España, Portugal, Francia, Italia y Grecia, y que se saldó con la detención de 17 personas (8 en España -dos de ellos ciudadanos chinos- y 9 en Grecia) y dejó al descubierto un entramado de contrabando ilegal de angula que partía de una empresa española con sede en Tarragona. Se trata de la mayor operación desarrollada hasta ahora en Europa contra el tráfico ilegal de angulas, y desveló la ruta –de España a Honk Kong pasando por Grecia- que seguían cada temporada 7.000 kilos de angulas vivas para luego llegar a los mercados asiáticos.
