Cuando un duelo deportivo, en este caso un partido de hockey sobre hielo del equipo femenino unificado olímpico de las dos Coreas, consigue reunir al presidente del Sur con la hermana del líder del vecino del Norte, el resultado es lo de menos, aunque sea de derrota por 8-0. Sobre todo cuando ésta presentó una invitación a su anfitrión para una cumbre en Pyongyang.
Kim Yo Jong, la hermana del dirigente norcoreano Kim Jong Un, trasladó la invitación de éste al presidente surcoreano Moon Jae-in para participar en una cumbre en Pyongyang, en momentos en que Washington advierte contra "la operación de seducción".
El presidente norcoreano invitó al mandatario del país vecino "lo más pronto que sea posible" pero éste no había aceptado por el momento la propuesta, precisó un portavoz de la Casa Azul, la presidencia surcoreana.
La cumbre, de realizarse, sería la tercera de esta característica, tras los encuentros entre el padre del líder norcoreano, Kim Jong Il, y los surcoreanos Kim Dae-jung y Roh Moo-Hyun en 2000 y 2007, siempre en Pyongyang.
El primer encuentro del equipo unificado llegaba una jornada después de la ceremonia inaugural de los Juegos, en que las dos Coreas desfilaron juntas, con una bandera común, el mapa de la península en azul sobre fondo blanco.
Este partido histórico de hockey sobre hielo llegaba 27 años después del último experimento de un equipo deportivo unificado, ocurrido en 1991 en Japón, en el Mundial de tenis de mesa.
La felicidad no fue completa ya que el esperado debut del equipo unificado femenino de hockey sobre hielo terminó en pesadilla para las locales, con un 8-0 en contra frente a Suiza, en la segunda jornada de los Juegos de Pyeongchang.
La primera representante de la dinastía que gobierna Corea del Norte que pisa el suelo de su gran rival desde la Guerra de Corea, animó al equipo unificado junto al presidente de Corea del Sur y el jefe de Estado de Corea del Norte, Kim Yong Nam.
Los tres dirigentes se unieron en una causa común, aplaudieron juntos las acciones de su equipo y lamentaron los goles encajados.
Al final del partido bajaron a pie de pista a felicitar y saludar a las jugadoras.
El resultado era lo de menos y de ello eran conscientes los espectadores que acudieron al partido.
"Es una buena oportunidad para hablarnos, para comprendernos y comunicarnos", señalaba Chong Choi, un aficionado de mediana edad a la entrada del estadio.
La opinión de Lisa Joung y Chelsea Byun, dos jóvenes veinteañeras, era diametralmente opuesta.
"No creemos que las dos Coreas se van a unir un día y no queremos que pase", afirmó Lisa, mientras Chelsea asentía.
"Corea del Sur está en progreso económicamente y la unificación frenaría ese progreso. Sería muy difícil cambiar muchas cosas en Corea del Norte", afirmó Chelsea.