De cien o cero. Así, describía ayer el periódico «Bild» el descenso del todavía líder de los socialdemócratas, Martin Schulz. De resultar vencedor en las negociaciones de coalición y alzarse con la cartera de Exteriores, uno de los ministerios más importantes, a la nada. Ni tan siquiera podrá recuperar la presidencia de su partido. Todo en tan sólo dos días en los que la presión fue más fuerte para Schulz que quizás su objetivo de dar ese impulso europeo a la política alemana. «Renuncio a entrar en el Gobierno y espero que con ello se ponga fin al debate interno en el SPD», apuntó en un comunicado en el que quiso matizar que «hacemos política para la gente de este país, lo que incluye que mis ambiciones personales están por detrás de los intereses del partido».
La decisión viene precedida por un aluvión de críticas que, según la Prensa, le obligaron a renunciar antes que poner en peligro a la Gran Coalición o hacer aún más fuerte la crisis que, desde hace semana, impera dentro de su formación. Según «Bild», la cúpula del SPD le habría dado un ultimátum para renunciar al cargo. También ayer, ese mismo periódico –al igual que otros miembros de su partido– acusó a Schulz de no haber cumplido su palabra cuando, poco después de las elecciones, prometió que nunca gobernaría con Merkel. La decisión se produce en medio de las críticas internas en el SPD y tras haber anunciado que dejaría la presidencia de la formación a la actual jefa del grupo parlamentario, Andrea Nahles.
Uno de los más críticos, fue el todavía jefe de la diplomacia germana y ex líder socialdemócrata, Sigmar Gabriel, quien ayer aseguró que se había roto la palabra de mantenerle a él en el cargo. «Es lamentable comprobar hasta qué punto se ha perdido el respeto entre nosotros, los socialdemócratas, y lo poco que vale la palabra dada», afirmó Gabriel en declaraciones al grupo mediático Funke. Gabriel aspiraba a seguir al frente en Exteriores, pero no tendrá previsiblemente ningún cargo en el nuevo Gobierno, en el que al SPD le corresponderán seis ministerios, entre ellos Finanzas y Trabajo, además del de jefe de la diplomacia alemana. En declaraciones a LA RAZÓN, el director del Instituto de Trabajo y Economía de la Universidad de Bremen, Günter Warsewa, aseguró que «la decisión de Schulz es un paso útil para limar la crisis interna».