Solo quien se ha atragantado con los sinsabores de su profesión puede después paladear cada uno de los éxitos con los que la vida le premia. Javier Gutiérrez no se quita de la cabeza que el triunfo y el olvido conviven espalda con espalda. «Esta es una profesión de dientes de sierra, y hoy estás aquí con un Goya y al día siguiente el teléfono deja de sonar y no sabes muy bien por qué», reflexionaba ante los periodistas después de ganar el Goya a mejor actor por su papel en «El autor».
Demostró ser un tipo agradecido con una industria a la que llegó tarde, después de una larga carrera en el mundo del teatro y la televisión: «Parece que soy un veterano, pero he tenido la fortuna de que el trabajo me ha acompañado estos años».
En realidad, Javier Gutiérrez no sabe lo que es que nadie se acuerde de ti. Desde que salió de la escuela de interpretación no le han faltado papeles. Y entre el público corre esa leyenda –explotada también ayer por los monologuistas de los Goya– de que está en todas las películas españolas importantes. «Uno nunca se acostumbra a las galas, y se pasa fatal. Hoy he estado desbordado ante la terna de compañeros nominados. Competir con Bardem me pone los pelos de punta», comentó Gutiérrez en la sala de prensa, donde le recordaron que ha ganado dos Goya en tres intentos, mientras que Antonio de la Torre –el otro actor «que lo hace todo en España» con el que competía– solo tiene un «cabezón» tras once nominaciones.
Tras la gala, en los pasillos del Marriott Auditorium se comentaba con extrañeza que ninguno de los ganadores masculinos apoyó explícitamente la reivindicación de las mujeres. Fue uno de esos «olvidos» de los que nadie es consciente hasta que no se evidencia. Y a Javier Gutiérrez se le preguntó por el tema de la noche:«Espero que no sea flor de un día, que sea un trabajo mucho más seguido, y para ello tenemos que pedirle a los políticos más. Y esperemos que no solo la mujer tenga más presencia en el cine, también en otros oficios, en otros trabajos, en toda la sociedad en definitiva», respondió un actor al que se le apretó después por el sistema de cuotas que algunos defienden: «Estaría a favor de un sistema de cuotas. Y eso que me parece de mal gusto saber lo que cobran los compañeros, pero no tengo ningún problema en que una actriz cobre lo mismo o más que yo si se lo merece», salió airoso el triunfador masculino de la noche. Después se levantó buscando algo que cenar con el reloj sobrepasando las dos de la madrugada: «Sé que decir esto no tiene glamour, pero se pasa mucho hambre en los Goya». Quizá ese fue sú único sinsabor de la noche, una larga gala que dejó hambrientos y hastiados hasta a los ganadores.
